Las empresas contaminantes sorprendidas por la decisión de Galán de cerrar el carbón

Son las más beneficiadas por las subidas de precios, como demuestras sus resultados trimestrales

07 de Noviembre de 2021
Las empresas contaminantes sorprendidas por la decisión de Galán de cerrar el carbón
Las empresas contaminantes sorprendidas por la decisión de Galán de cerrar el carbón

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, solicitó el pasado jueves en la Cumbre del Clima cerrar el carbón por completo y demoler esas centrales. "De lo contrario, cuando tengamos problemas de mercado a corto plazo, siempre existirá la tentación de volver a ponerlas en marcha. El carbón no tiene cabida en un sistema energético moderno", aseveró.

Estas palabras se contraponen con las declaraciones que realizó la semana pasada el economista jefe y director de estudios de Repsol, Pedro Antonio Merino García, ante el líder del PP, Pablo Casado que insistió en que si hay problemas con gas en muchas instalaciones se podría sustituir gas por fuel-oil o diésel e incluso aseveró que se ha hecho mal en cerrar el carbón.

Es interesante ver cómo el sector contaminante se posiciona a favor del carbón y fuel-oil, dado que es el primer beneficiado de la actual subida de los precios. Si la semana pasada Repsol anunciaba unas ganancias de 1.939 millones en los primeros nueve meses de 2021 por la mejora de los precios de las materias primas, frente a las pérdidas de 2.578 millones que tuvo en el mismo periodo de 2020, esta semana le ha tocado el turno a Cepsa, que ha dejado atrás las pérdidas y ha ganado 498 millones hasta septiembre.

A esto se suma que en su conjunto el sector contaminante va a recibir con los actuales precios de los derechos de emisión de CO2 más de 500 millones de euros de forma gratuita, gracias a la asignación de derechos de la Unión Europea entre 2020 y 2025. Sin embargo, estas empresas repercuten e internalizan en los productos estos derechos de emisión por los que no han pagado.


Ignacio Galán

Ignacio Galán


Volver al carbón sería romper con la transición energética y olvidarnos en un sistema energético moderno. Y es que si la producción de carbón en España se hubiese mantenido en valores similares a los de 2017 -fecha previa a los cierres de las centrales en nuestro país- en lugar de la producción de carbón esperada para 2021, tendríamos 38 millones de toneladas de CO2 más en la atmósfera este año.

España no puede ser víctima de unas materias primas que están alcanzando precios récord en los mercados internacionales y que además están escaseando. Las tensiones geopolíticas entre naciones y ajenas a nuestro país están teniendo un gran impacto en el precio del gas, que incluso están provocando apagones en países como China e India.

Además, esto generaría una importante dependencia de terceros países, ya que España ha sido importadora de gas y carbón. España no puede permitirse ser víctima de la especulación financiera de estas commodities. El carbón sería volver a un pasado, que España no se merece.