'El juego del calamar', la serie surcoreana que se ha convertido en el último gran fenómeno de Netflix, trata sobre la vida de Seong Gi-hun, un hombre de mediana edad al que le ahogan las deudas, que no tiene trabajo y cuyo matrimonio ha fracasado.
Su vida cambia cuando un hombre, en un andén de metro, le ofrece ganar grandes cantidades de dinero jugando a un juego. Al cabo de varios intentos, consigue el dinero y una invitación a unirse a un juego mayor en el que lograr una recompensa también mayor. Sin saberlo, está entrando en una competición con 456 participantes, todos con muchas deudas.
Todos los jugadores son trasladados a una isla cuya ubicación es desconocida. En ella conviven y juegan a diferentes juegos tradicionales e infantiles. Los jugadores que pierden son asesinados y por cada uno que es eliminado añaden una importante suma de dinero al bote.
Los que superen con éxito todos los juegos se llevan el premio final, que es una gran cantidad de dinero para solventar todas sus deudas y comenzar una nueva vida. Eso sí, como hemos dicho anteriormente, los que pierden mueren.
Las claves del éxito de 'El juego del calamar'
Accesibilidad: la primera clave de su éxito es que la serie se emite en la plataforma Netflix, que está presente en la mayoría de los países del mundo, y que está disponible en un total de cinco idiomas, entre los que se encuentra el castellano y el coreano.
Puesta en escena atractiva: se trata de un thriller plagado de colores vivos, lo que desubica y atrae a la audiencia a partes iguales. Asimismo, todos los escenarios son reales y eso permite al espectador vivir la serie de una forma totalmente diferente. El director ha conseguido hacer una serie de suspense totalmente diferente al resto, desmarcándose de los estereotipos y eso ha llamado mucho la atención a la audiencia.
La historia: la popular serie coreana de Netflix marca muy bien los tiempos en cuanto al suspense haciendo a sus protagonistas estar constantemente al borde de esa fina línea entre la vida y la muerte. Además, la supervivencia de uno va ligado a la muerte de otro.
La mezcla de la historia con una banda sonora sobresaliente (basada en melodías infantiles coreanas) hace que el espectador sufra una inmersión total en unos juegos que van tornándose cada vez más oscuros y siniestros. Asimismo, de forma progresiva van surgiendo diferentes sentimientos y emociones acerca de los protagonistas.