'Las mentiras del separatismo (Cataluña y Quebec)' es un libro en el que el diplomático y embajador José Cuenca desenmascara las falsedades en las que se sustenta el separatismo catalán y denuncia el "odio y la violencia" que le caracterizan.
Cataluña no es como Quebec
Cuenca ha querido también acabar con el mito de Quebec desligándolo completamente de la situación que se vive en España y Cataluña: "En España nuestra carta magna establece la indisoluble patria, cosa que los separatistas con su memoria selectiva suelen olvidar", ha dicho en la presentación de su libro basado en su experiencia en las dos regiones (estuvo cuatro años como embajador en Canadá).
Cuenca niega que Quebec pueda ser tomado como un precedente de lo que está sucediendo en Cataluña y lamenta que el separatismo profundice en las semejanzas olvidando las diferencias: “me cogió muy de cerca este momento histórico como embajador español en Canadá y la realidad es que presenta unas diferencias radicales, la primera y fundamental es que allí la Ley permite la posible independencia de regiones, algo que no ocurre en constituciones occidentales como la francesa, la alemana, la estadounidense o la española”.
Y anima al gobierno de Madrid a solucionar este problema por “utilizando las armas que tiene a su alcance para acabar con el separatismo: tomar la iniciativa, aplicar la ley y hacer pedagogía para mostrar a todos los catalanes la verdad”.
El régimen xenófobo y discriminatorio de Cataluña
José Cuenca recurre a su amplia experiencia en países como Bulgaria y la URSS, “que eran autocracias que, como todos estos regímenes, se basan en el miedo y la mentira, se les llena la boca de democracia, pero no existe realmente”. Y ha añadido: “en Cataluña hay un régimen autocrático, exclusivista y xenófobo, con una discriminación muy clara hacia los catalanes que no son separatistas”.
El autor dedica la mitad del libro en la descripción de la realidad canadiense, poco conocida en España por sus particularidades. En el resto de la obra se centra en “las mentiras del separatismo”, a las que rebate con contundencia mientras reclama soluciones integradoras.
Las seis grandes mentiras del separatismo catalán
Y ha resumido la gran estafa del movimiento separatista catalán a la sociedad catalana en seis grandes mentiras que han calado:
1.- Cataluña combatió vigorosamente contra Franco.
2.- Madrid tiene fobia a las urnas.
3.-España nos roba.
4.-La recién instaurada República catalana será reconocida por todas las naciones.
5.- La Cataluña desgajada de España seguirá siendo miembro de la Unión Europea.
6.-Cataluña será más próspera si se separa de España.
"Agredidos, insultados y escupidos en Cataluña"
A la presentación del libro acudió el ex fiscal general del Estado Eduardo Torres-Dulce, que ha destacado que la obra enfrenta alguna de las "tonterías de parvulario, bobadas e infundios" que el independentismo ha repetido en los últimos años. Por su parte el periodista Fernando Jáuregui ha añadido: "Todo esto es mentira, estamos viviendo una enorme mentira. El independentismo cagtalán no tiene una representación mayoritaria. Como mucho se refleja en el 40% o 41%".
En una entrevista concedida a la Tribuna de Ciudad Real, Cuenca dice que "esos millones de catalanes que también se sienten españoles son los grandes olvidados. Y no solo olvidados sino, como hemos visto hace unos días, agredidos, insultados y escupidos. Algo intolerable en una Cataluña que es de todos y no solo de los del lacito amarillo, que se han apoderado de la calle y de las instituciones".
José Cuenca describe en un libro la mentira independentista
"Odio, violencia y falsedad"
Cuenca sostiene que "en el catalanismo, hoy fagocitado por los separatistas, puede haber verdad. En el separatismo solo hay odio, violencia y falsedad. En Cataluña es preciso reinstaurar el Estado de derecho y el imperio de la ley. Es decir, la democracia. Algo que no existe en el Gobierno xenófobo y supremacista del señor Quim Torra que, como todas las autocracias, se asienta en dos pilares: el miedo y la mentira".
Y asegura que las mentiras del separatismo no se reducen a seis: "hay muchas, muchas más. Al rebatirlas, me he limitado a consignar las más perniciosas y dañinas. No sabría decir cuál es la más flagrante".
"Han tocado techo"
Cuenca avisa de que el proceso independentista "ha tocado techo. Al igual que en Canadá. En Quebec, los secesionistas han pasado de tener 80 diputados en la Asamblea Nacional de la provincia a solo 10. En Barcelona van por el mismo camino. Es solo cuestión de tiempo. Y es que la independencia de Cataluña, amén de otros problemas, no tiene cabida en el proyecto europeo y los separatistas ya lo saben. Por eso han recurrido a la violencia, la última razón de quienes no tienen razón".
Y plantea soluciones para erradicar el problema: "El artículo 155 es una norma plenamente democrática, copia casi exacta del artículo 37 de la Ley Fundamental alemana. En España, el Gobierno lo ha aplicado solo en una ocasión. Hoy todos sabemos que se hizo tarde y mal..."
Quebec y Escocia solucionaron sus dudas en las urnas y perdiendo en ellas. Cuenca reflexiona sobre este dato aplicado a España y Cataluña: "Decir que «Madrid tiene fobia de las urnas» es, como sostengo en el libro, «una tontería de parvulario», que no valdría la pena refutar. Porque los catalanes han ido a las urnas, desde la recuperación de nuestras libertades, en más de 40 ocasiones. Pero eso sí, dentro de la legalidad, no con referendos infumables e ilegales (sin censo, sin control democrático, sin mesas con presencia de todos los partidos, sin escrutinios fiables), como el del 1 de octubre de 2017".
La reforma constitucional
Y sobre la reforma de la constitución para permitir el referéndum, Cuenca sostiene que "tenemos una Constitución que nos ha asegurado cuatro décadas de democracia, libertad y paz social. Su reforma es posible, claro está, y a ella se consagra el Titulo X de nuestra Carta Magna, pero ese cambio ha de buscar el interés general, no las exigencias de unos pocos. Por eso deberá ser aprobado por los dos tercios del Congreso y el Senado, y ser luego refrendado por todos los españoles. Y subrayo lo de todos".
Cuenca está convencido de que la solución tiene que llegar: "Solemos usar poco la primera persona del verbo rectificar. Pero hay que hacerlo, en Madrid y en Barcelona. Y dar vida a un proyecto de futuro capaz de ilusionar a Cataluña, basado en la concordia y en los intereses compartidos. Un diseño fecundo, realista y solidario que corrija los errores del pasado y reconozca la singularidad de esa Comunidad, que es real, dentro de la unidad de España. Yo espero que se logre. Y que algún día se supere la fractura que ahora existe, catalanes contra catalanes, y todos puedan vivir juntos, en paz y libertad".