En la Edad Media era muy importante conocer el sexo del bebé cuanto antes para determinar las posibles alianzas que se podrían realizar en el futuro. Se empleaban técnicas muy particulares para saber si esperaban un chico o una chica.
Según los datos recogidos en el libro 'Los secretos de las mujeres', en la Edad Media aplicaban 5 técnicas que detallamos a continuación para determinar el sexo del bebé. Cabe destacar que en aquella época todos querían tener varones, a los que consideraban superiores a las mujeres. Todas las técnicas iban enfocadas en esta creencia de superioridad de un sexo sobre el otro.
Las 5 técnicas para pronosticar el sexo de un bebé en la antigüedad
Forma del vientre: si la forma del vientre materno era redondeada y estaba levemente desplazado hacia la derecha se daba por hecho que lo que esperaban era un varón, al que consideraban superior a las chicas. Esto indicaba que el feto estaba apoyado sobre el lado derecho, que es el que se consideraba el lado fuerte.
Postura al caminar o levantarse: cuando una mujer colocaba primero el pie derecho al caminar, era señal de que tendrá un niño. La lógica era la misma que en el punto anterior, consideraban el lado derecho como el fuerte y a los varones el sexo más fuerte.
Tono rojizo de la piel de la madre: se creía que un tono rojizo en la piel de la madre era sinónimo de exceso de calor en el útero y, por lo tanto, un signo de suficiente poder para dar a luz a un hombre. Todo iba en la misma línea de superioridad del hombre.
Prueba de leche o sangre: se sugería realizar una prueba tomando una gota de sangre o de leche del lado derecho de la madre, y colocarla en un recipiente con agua clara. Si la gota se hundía significaba que tendrían un varón mientras que si flotaba se trataba de una niña.
Tamaño de los pechos: cuando se evidenciaba un aumento en el pecho derecho de la madre, se entendía como una señal de que tendría un hijo varón. Si era el izquierdo el que crecía más se decía que sería una niña.