Joan Laporta ha logrado hacerle un importante lavado de cara en todos los sentidos al FC Barcelona. Aunque el club sigue acosado por las deudas y en algún momento llegará la hora de rendir cuentas de los multimillonarios préstamos de Goldman & Sachs, han logrado crear un equipo competitivo sobre el terreno de juego y mantener el dinero necesario como para no cerrar de manera inmediata.
La renovación de la plantilla ha sido el principal objetivo deportivo de Joan Laporta, que ha hecho uso de más de cinco palancas para formar un equipo capaz de competir en el torneo doméstico, aunque todavía le falta rodaje para las grandes noches europeas. La experiencia de Múnich ha resultado un bálsamo para curar la arrogancia culé.
Laporta se ha propuesto como objetivo deshacerse de todos los futbolistas que no son necesarios para pelear por todos los títulos esta temporada. Además de dejar salir a jugadores como Braithwaite, Umtiti o Neto, el presidente del Barça busca apartar completamente a todos los capitanes de la era Bartomeu del servicio al club.
Ya ha pasado con Jordi Alba, que apenas tiene minutos debido al rendimiento de Alejandro Baldé. La situación con Gerard Piqué es la misma, ya que está superado tanto en calidad como en número por hasta cuatro jugadores que tienen más posibilidades de ser titular: Ronald Araújo, Jules Koundé, Eric García y Andreas Christensen.
El 2022 podría acabar de una manera nefasta para Gerard Piqué, que ha pasado de ser el 'president' de todos los culés a imitar el comportamiento de la máxima estrella histórica del FC Barcelona: en cuanto no hubo dinero que cobrar, Messi desistió y se marchó al Paris Saint-Germain. Lo mismo sucede con Piqué, que siempre ha presumido de 'valors' pero que ahora ha demostrado definitivamente no tenerlos.
Laporta estaría trabajando en la incorporación de un nuevo defensa central, lo que sin duda alguna aplicaría más presión a Gerard Piqué y le desmoralizaría todavía más. Íñigo Martínez, el zaguero del Athletic Club de Bilbao, es el elegido por Laporta para terminar de hundir a Piqué. El defensor catalán podría, sin embargo, traicionar a Laporta haciendo uso de una de sus cláusulas del contrato que firmó con Josep María Bartomeu todavía en la presidencia del Barça.
El declive en la carrera de Piqué es una de las caídas más duras que se recuerdan en el mundo del fútbol: de ser titular en uno de los equipos más punteros de todo el mundo a ser la sexta opción de defensor central en el mismo equipo tan solo un par de años después. Laporta quiere mandar un mensaje claro a Jordi Alba y Gerard Piqué: no son bienvenidos en el club.
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Sergi Roberto ya ha captado el mensaje y no será un incordio, especialmente después de una renovación a la baja en todos los sentidos con la que tanto el jugador como el presidente del Barça parecen estar de acuerdo. El lateral derecho sabe que no tiene muchas oportunidades con los cambios que tanto Xavi como Laporta han introducido esta temporada, por lo que prefiere pasar por el aro y convertirse en un jugador de segunda opción y ganarse el favor del entrenador y el presidente del FC Barcelona.