José Antonio Griñán es culpable para la Justicia de un delito de malversación, que le hará pasar seis años en la cárcel. Sin embargo, Griñán también tiene otras víctimas: su propia familia, que se ha visto salpicada por las irregularidades del expresidente de la Junta de Andalucía en su tiempo al cargo y que ahora debe pagar el precio.
El expolítico del PSOE, que ahora tiene 76 años, conoció a su mujer, María Teresa Caravaca, durante los años sesenta. Con la llegada de 1970, Griñán y Caravaca se casaron y decidieron asentarse en Sevilla para formar una familia, a día de hoy compuesta por tres hijos: Manuel, Ana y Miguel. El matrimonio entre Griñán y Caravaca fue aprobado por su familia, descendientes del marqués de Nevares, cuando Griñán entró en el cuerpo de técnicos de la consejería de Trabajo y se instaló allí como un funcionario más.
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Manuel Griñán ha mostrado una relación cambiante con su padre y con la causa abierta que tiene cuando fue llamado a declarar e imputado en la trama de corrupción de los ERE de Andalucía: "La peor de las pesadillas vino a destrozar la vida de mi familia y nos sumió en el miedo y el insomnio. Mis dos hermanos, mi madre y yo hemos pagado un alto peaje por ser hijos de quien somos y, aunque nunca hemos ocultado quién es nuestro padre, es algo que tampoco hemos mencionado a menos que nos preguntasen".
El primer hijo del matrimonio vive actualmente en Madrid y está casado con Carmen Piñeiro Otero desde 2001. Ni siquiera la familia se libra de la conducta irregular, puesto que el Partido Popular de Fuenlabrada realizó una acusación contra José Antonio Griñán, al que recriminaban que hubiera colocado 'a dedo' a su nuera como tesorera de un ayuntamiento cercano a la ciudad madrileña: por ese trabajo, Carmen Piñeiro habría cobrado un sueldo de 60.000 euros.
Ana y Miguel, los otros dos retoños del matrimonio, se llevan 10 años con su hermano mayor. Apenas se conoce mucho de ellos y de su relación pública con su padre: han mantenido un perfil bajo y han optado por no pronunciarse al respecto de las causas abiertas de José Antonio Griñán. El único dato conocido es sobre Miguel, a quien su propio padre definió como fruto de "un feliz descuido".
Maria Teresa Caravaca es leal a José Antonio Griñán. Además de defender al expresidente andaluz siempre que ha podido, tiene abierto un perfil en Twitter donde deja que otros expresen sus opiniones por ella, dando mayor difusión a las opiniones y argumentos que están a favor del expolítico del Partido Socialista.
La bisnieta del marqués de Nevares se convirtió en la confidente perfecta de su marido durante los 19 años que estuvo gobernando Andalucía. Durante todo ese tiempo, María Teresa Caravaca tuvo la oportunidad de aprender y coger experiencia en reuniones y audiencias, estudiar el protocolo y desempeñarse como una primera dama visible pero sin capacidad de acción: este papel de absoluta lealtad fue asumido sin problemas por la esposa de José Antonio Griñán.
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Sin embargo, gracias a Pedro Sánchez, Griñán podría eludir la entrada en prisión. El Gobierno, después de haber "estudiado seriamente" la posibilidad de conceder el indulto al expresidente de la Junta de Andalucía, activa esta opción como "medida de gracia" porque "no puede eludir el precedente de Junqueras", el preso independentista indultado hace varios meses junto con el resto de condenados por los hechos del 1 de octubre de 2017.