La Vanguardia advierte de que en España se están volviendo locos

La Vanguardia advierte de que en España se están volviendo locos
La Vanguardia advierte de que en España se están volviendo locos

Lo firma el reputado analista político Enric Juliana en La Vanguardia: "El último incidente pone de relieve el agravamiento de la salud mental en España". ¿Se están volviendo locos los españoles? Siempre nos quedará Cataluña como reserva espiritual del seny. ¿O tampoco?

El articulista se basa en las tensiones que se están viviendo en las elecciones a la Comunidad de Madrid para poner en duda la salud mental de los españoles en un claro ejemplo de supremacismo de un medio catalán.

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Pobres españoles, que sufren el agravamiento de su salud mental porque a un descerebrado le da por enviar cartas con balas o con navajas a los líderes políticos. Esto es cosa de españoles, parece sostener La Vanguardia, asombrada por las cosas que suceden en España.

"La espiral de la tensión se apodera de la nerviosa campaña de Madrid”, sostiene el articulista. Nada que ver con el oasis catalán de las repúblicas ficticias y los golpes de estado fracasados en plena deriva paranóica.

"Trastornos de la personalidad"

Juliana sostiene que “los episodios de fuerte tensión social y política tienen una especial incidencia en los trastornos de la personalidad”... “No todo el mundo está en condiciones de metabolizar sin sufrimiento ni desequilibrio climas de fuerte tensión como el que registra España desde hace ya años”.

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“Epidemia y política. El miedo al contagio y los confinamientos han agravado los problemas de salud mental. La necesidad de una mayor atención a esa realidad ha sido objeto de debate parlamentario en fechas recientes, a iniciativa del diputado Íñigo Errejón. Este es el cuadro”, dice Juliana, un colaborador asíduo en las tertulias de La Sexta con García Farreras.

Y concluye: "Todos los actores políticos son conscientes del peligro latente. No es seguro que todos sean prudentes". Qué mal están en España, la del peligro latente. Afortunadamente, en Cataluña, que es otra cosa, todo  funciona mejor con dos presos decidiendo en la cárcel el futuro de esa república que sólo existe en su imaginación.