Hace apenas diez días, el 60 aniversario de Òmnium Cultural, con Jordi Cuixart a la cabeza, reunía por primera vez, tras los indultos, a los dos principales líderes independentistas catalanes.
Oriol Junqueras y Carles Puigdemont parecían abandonar sus diferencias de los últimos años para reivindicar, una vez más, la unión del secesionismo catalán contra el Gobierno de España, exigiendo nuevamente la independencia definitiva de Cataluña y su reconocimiento internacional como país independiente.
Sin embargo, esta unión parece que no ha sido nada más que una pantomima entre ambos líderes: y es que, mientras que Oriol Junqueras y los suyos apuestan por una ardua negociación política con el Gobierno de España para lograr la amnistía y la celebración de un referéndum, Carles Puigdemont ha criticado duramente esta mesa bilateral.
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"Los procesos políticos para hacer un país no se pueden decidir en un despacho ni en una mesa de diálogo" ha asegurado el fugado de Waterloo en un acto en Perpiñán del Consell per la República.
La independencia "sigue viva"
A pesar de la evidente separación entre ERC y JxCat, Carles Puigdemont ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad a sus fieles, asegurando públicamente que "la independencia sigue muy viva" gracias a la insistencia "continuada" de las fuerzas secesionistas a lo largo de los años.
"No abandonaremos hasta el reconomiento formal de la república catalana" ha insistido "Nos queda un largo camino, pero solo lo podremos hacer si vamos dando pasos encadenados como venimos haciendo desde el 1 de octubre".
Así mismo, ha asegurado que la lucha por una "república de paz, democracia y progreso" en Cataluña tiene un sentimiento "radicalmente europeo", comparando así al movimiento secesionista con el antifascismo europeo, que lucha contra "las ideas claramente fascistas que van empapando a la sociedad de forma transversal".