El "España nos roba" ha sido sustituido por el "Madrid nos roba" en el catecismo de los partidos independentistas catalanes, que ahora perdonan a España, gobernada por la izquierda, para cebarse con Madrid y la derecha que la representa.
La diputada de ERC Marta Vilalta lo ha vuelto a escenificar: “queremos que se acabe el privilegio de las personas ricas de Madrid que viven a costa de las personas más pobres y más necesitadas de nuestro país. Tendría que ser al revés, de esto va la distribución de la riqueza. Plantaremos cara a la política fiscal devastadora contra Cataluña de Ayuso”.
Con el victimismo y la mentira por bandera
En los centros del poder independentista de Cataluña existe preocupación por la ascendencia que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, empieza a tener entre los ciudadanos catalanes, que contemplan con envidia cómo Madrid florece con su estilo de gobierno mientras Cataluña se empobrece víctima de los sobrescostes de un Procés que no aporta nada y que sólo ha servido para deteriorar la economía catalana.
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Y ahora se trata de captar votos entre los catalanes recurriendo a la mentira y al victimismo para convencer a base de embustes de que Cataluña sigue siendo expoliada. Ahora desde Madrid y no desde España.
"Necesita una inmersión en castellano"
Marta Vilalta, defensora de la nueva causa catalana de la armonización fiscal y de atentados contra España como la Ley Celáa, ya recibió un toque en la cresta, en junio de este año, cuando una intervención suya generó preocupación en el programa de Ana Rosa: "esta chica necesita cierta inmersión en castellano".
En aquella ocasión Vilalta trataba de azotar a Ciudadanos calificándolo como "sinónimo de represión y de represión, y aún más represión hacia el movimiento independentista".
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En la tercera "represión" le salió un "reprensión". Ana Rosa se compadeció de ella: "Se nota que traduce". Y uno de los colaboradores del programa de Mediaset, Jorge Bustos, de El Mundo, añadió: "Le cuesta, se nota que necesita cierta inmersión en castellano".
Es lo que pasa cuando se intenta aniquilar un idioma que sirve de entendimiento a más de 400 millones de personas. La represión se convierte en "reprensión" y la cultura en ignorancia supina.