Las últimas elecciones generales dieron un mal resultado para el Partido socialista, ya que, a pesar de ganarlas, perdieron varios escaños en comparación con las elecciones anteriores.
Tanto es así, que muchos integrantes del PSOE afirmaron en aquel momento que no había "nada que celebrar".
Y es que esta situación provocaba que Pedro Sánchez entrase en una fase de debilidad política que no gusta al socialismo, ni al propio Pedro Sánchez, que ve peligrar su estancia en la Moncloa.
Esto constituye una de las principales razones por las que el presidente en funciones quiere conseguir la investidura cuanto antes, consiguiendo así fortalecer su postura frente a aquellos que ya le buscan un sucesor, y contra el resurgir de la derecha española.
Se garantizaría un año más en la Moncloa
El control político que le otorgaría ser nombrado Presidente ayudaría a Pedro Sánchez a conseguir, de una vez por todas, aprobar los presupuestos en el primer trimestre del año, lo que otorgaría al Ejecutivo casi dos años de autonomía.
Pero, ante todo, lo que conseguiría el socialista es tiempo.
Según el artículo 155 de la Constitución, salvo en caso de legislatura fallida, tras una investidura "no precederá una nueva disolución antes de que trascurra un año desde la anterior".
Tampoco sería posible una moción de censura contra su persona, debido a la configuración del Congreso. (¡¡Una diputada de Podemos pide "cerrar cárceles" y acabar con la prisión permanente revisable!!)
Esto daría de plazo a Pedro Sánchez hasta el 24 de septiembre de 2020 para mantenerse en la Moncloa, teniendo 226 días de mandato antes de volver a disolver las Cortes, u más de 300 días antes de cambio de Gobierno.
Supondría esta situación un respiro para el socialista, que lleva 568 días en el poder, de los cuales 237 han sido en funciones (un 41,72% del mandato).