El consumo de leche aporta muchos beneficios ya que es un alimento rico en vitaminas, minerales y otros oligoelementos. Además, contiene lactosa y azúcar en forma de disacárido.
El organismo convierte la lactosa en glucosa y galactosa pero para que se pueda llevar a cabo este proceso es necesaria la enzima lactasa, que ayuda a que estas propiedades sean absorbidas por el organismo.
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La deficiencia en la producción de esta enzima hace que la lactosa se una al agua en el intestino y provoque una indigestión. Esto se conoce como intolerancia a la lactosa y es, a a raíz de esto, por lo que los asiáticos no toman leche.
La intolerancia a la lactosa es muy común en los países asiáticos. Entre los dos y tres años, las personas que residen en esta parte del mundo inhiben la pruducción de esta enzima por lo que se les indigestan los productos lácteos desde muy pequeños.
CASI 100% DE INTOLERANTES A LA LACTOSA EN ASIA
En Asia, prácticamente el 100% de las personas adultas son intolerantes a la lactosa, unas cifras muy por encima de las del resto del planeta. La región con menos intolerantes a la lactosa es Suecia y Dinamarca, con un 3%.
En Finlandia y Suiza, la cifra asciente al 16% mientras que en Inglaterra oscila entre el 20% y el 30%. Por su parte, Francia registra un 42% de personas adultas intolerantes a la lactosa.
LA EXPLICACIÓN
Tras varios estudios científicos se ha determinado que la razón por la que la población asiática es intolerante a la lactosa se debe a que la cría de ganado fue muy poco trabajada en los países asiáticos.
Han llegado a esta conclusión tras ver que ciudadanos de otros pueblos de Asia, como los kazajos y tártaros, si que pueden beber leche sin problemas. Estos pueblos si que se han dedicado a la cría de ganado.