A pesar de su regulación, las armas de fuego siguen siendo un problema en todos los países del mundo, donde algunos de los propietarios de las armas de fuego aprovechan sus pistolas o rifles para cometer una venganza... o demostrar su cansancio físico o mental sobre la situación que les ha tocado vivir.
Así pues, la policía francesa se ha encontrado este fin de semana con una mujer, cuya identidad no ha trascendido, que se encontraba en plena calle, armada con un rifle cargado, y visiblemente afectada.
Los agentes, desde el coche patrulla, intentaban tranquilizar a la mujer para que soltara el arma, ante los gritos y aspavientos de la mujer, y la atenta mirada de los vecinos de la zona, que no podían evitar asomarse por las ventanas y grabar con sus teléfonos móviles todo lo que estaba ocurriendo.
Un agente toma la iniciativa, y todo acaba en un susto
Ante la tensión que se acumulaba en la situación, uno de los gendarmes toma una inteligente y rápida decisión. Acompañado de uno de los vecinos, atraviesa el jardín más próximo a la mujer, tapado por los muros de la vivienda, y acecha desde la puerta posterior del jardín a la mujer, a la que tiene a pocos metros.
En un momento en el que la mujer pierde la concentración, el agente se lanza hacia ella, agarrándola, y quitándole el arma, que se dispara sola, por fortuna, hacia el vacío.
Rápidamente, el resto de agentes se acercan a su compañero, que se queda en el suelo abrazando a la mujer, que chilla agotada, mientras los policías acordonan la zona, controlan el rifle de la mujer, y consiguen entre todos que la situación terrorífica únicamente acabe en un gran susto.