Ni la crisis sanitaria, ni la incipiente crisis económica, ni los miles de fallecidos por coronavirus han frenado los intereses del independentismo catalán.
Mientras los esfuerzos sociales y políticos de todos los gobiernos y oposiciones del mundo se encuentran enfocados en paralizar al virus de Wuhan y salvar las economías de países y ciudadanos, el secesionismo catalán sigue inmerso en su lucha por la independencia.
Y, dentro de esa lucha, la lengua catalana juega un papel predominante, siendo uno de los grandes elementos diferenciadores entre españoles y catalanes, según los lideres independentistas.
Ahora, estos mismos independentistas quieren que el catalán sea una lengua oficial dentro de la Unión Europea, intentando así dar la sensación de que Cataluña cuenta cada vez más apoyos en Europa para su división de España y su reconocimiento internacional.
Movimiento en las redes sociales
"Mientras que el catalán no sea una lengua oficial en las instituciones europeas, los 10 millones de europeos catalanohablantes se pueden considerar ciudadanos de segunda" ha afirmado Plataforma Per la Llengua.
Con esta declaración, la Plataforma ha iniciado una campaña para que la UE reconozca la lengua catalana como una de las lenguas oficiales de Europa, equiparándola a otras como el castellano, el inglés o el francés.
La entidad ha hecho un llamamiento a sus seguidores a través de las redes sociales este sábado, solicitando que se publiquen mensajes en apoyo a la causa con las etiquetas #NoOfficialNoExist y #DiadEuropa.
Además, han utilizado la última entrevista realizada por TV3 a David Sassoli para ejemplificar el "arrinconamiento del catalán".
"Esta semana, precisamente, hemos visto un nuevo ejemplo de arrinconamiento del catalán. TV3 ha entrevistado al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, y lo ha hecho en castellano, obligada por la Eurocámara" han criticado. (Inadmisible y muy peligroso: ¡¡La ANC pone en marcha la creación de un Ejército para Cataluña!!)
Así pues, ya no únicamente los independentistas están solicitando la oficialidad de su lengua, sino que quieren imponerla a todos los representantes europeos, independientemente de su nacionalidad, como es el caso de Sassoli, que es italiano.