El miedo a las represalias convierte el caso de Lourdes Palma Jiménez en una excepción. Ella, maestra en activo en Cataluña, sí se ha atrevido a denunciar el “acoso de los lobbies nacionalistas de la enseñanza”.
Jiménez, andaluza de 50 años licenciada en Derecho y con un máster en Economía, ha concedido una entrevista al diario ABC en la que confiesa el acoso y los “episodios de hostigamiento” que ha tenido que soportar en Cataluña.
"Me sentí diferente desde el primer día que pisé la escuela catalana, a comienzos de 2000. Me destinaron a un colegio situado en las afueras de Barcelona y pronto me di cuenta de que mi inserción en el mundo educativo no sería fácil”, relata Lourdes Palma Jiménez.
“Los problemas empezaron cuando un día paseaba por las instalaciones con una Constitución española porque estaba cursando segundo de Derecho y aprovechaba para estudiar, y un profesor compañero mío me dijo: ‘¿Qué es esto?’. Yo le contesté: la Constitución española, a lo que me respondió ‘¡Qué asco!, ¿Cómo puedes leer esto?’”, explica la maestra, que añade: “En ese momento ya me pusieron la cruz. Empezaron a hacerme el vacío los maestros afines a la causa nacionalista. ¿Cómo pretenden combatir el acoso escolar cuando son ellos mismos los que lo ejercen?”.
"Si no te gusta Cataluña, vete. Andaluces como tú nos sobran"
“De esta escuela pasé a otra porque no me confirmaron mi plaza de interina. Allí viví otro episodio para olvidar cuando la responsable del aula de acogida de alumnado me dijo: ‘Si no te gusta Cataluña, vete. Andaluces como tú nos sobran’. Fue muy desagradable”, relata Jiménez.
“Mi relación con los responsables de la dirección del centro también se tensó cuando propuse que en el colegio se diera más castellano. Solo les dije que en este centro no se cumplían los mínimos de esta lengua que estipula la ley. Planteé la cuestión ante el departamento y todos se dieron cobertura para eludir responsabilidades. Decidieron castigarme cambiándome de área”.
“Mi trato con la directora del colegio fue distante e incluso un día al pasar por su despacho oí: ‘Esta andaluza de mierda…’. No lo permití. Fui hacia ella y le dije que no solo me insultaba a mí sino a mi pueblo. El departamento le dio cobertura calificando sus expresiones de desafortunadas. Fueron ataques personales muy desagradables que intento olvidar”.
"Esta andaluza de mierda…"
“En otro centro, situado en la ciudad Barcelona, en el que trabajé en 2014 viví también momentos de tensión con el equipo directivo y el resto de compañeros al negarme a estar en la escuela durante el referéndum ilegal del 9-N. La directora me llamó y me pidió si podía estar en las instalaciones ese día. Le dije que no porque ese referéndum era ilegal y había sido invalidado por el Tribunal Constitucional. Empezó otra vez la exclusión. Otro compañero mío que quitó una estelada del centro también fue hostigado y a mí me marcaron por defenderlo. Los profesores que le acosaban le abrieron un falso expediente. Van a por ti a navaja y se inventan lo que sea para desacreditarte”.
“El 2 de octubre de 2017, un día después del referéndum ilegal, me negué a mantener un minuto de silencio y mis alumnos se quedaron en clase. Esa actitud me ha costado muchos disgustos”.
"Vengo a usted a llorar en castellano"
“En estos años he vivido situaciones preocupantes. Es el caso de un niño sordomudo, hijo de padres castellanohablantes, al que aplicaron la inmersión. Me duele pensar que si lo hubiera escolarizado en castellano sus resultados hubieran sido mejores. No es el único caso, una vez un niño castellanohablante vino hacia mí y me soltó: ‘Vengo a usted a llorar en castellano’. Me dio mucha pena”.
IMAGEN: ABC