La patética peli de espías que se ha montado Puigcagón en Waterloo

El don nadie Carles Puigdemont es el colmo de la paranoia: se siente vigilado y ha gastado alrededor de medio millón de euros en blindar su mansión de Waterloo

29 de Octubre de 2018
La patética peli de espías que se ha montado Puigcagón en Waterloo
La patética peli de espías que se ha montado Puigcagón en Waterloo

Carles Puigdemont es un cobarde, eso ya lo tenemos claro todos. Pero lo que nadie podía imaginar es hasta qué punto llega su paranoia. El ex presidente catalán que impulsó el intento ridículo de golpe de Estado en Cataluña está convencido de que es un objetivo terrorista y desde que se fugó a Waterloo ha reforzado su seguridad hasta límites insospechados, tal y como desvela este lunes La Razón.

Cámaras de seguridad, barridos anti micrófonos, escolta permanente, cambios continuos de teléfono y las salidas contadas. Así vive Puigdemont en Bélgica, como en un búnker. Las fuertes medidas de seguridad con las que cuenta el cagón fugado de la justicia han costado más de 200.000 euros solo en equipamiento. Si de verdad tiene tanto miedo, que vuelva a España y deje que le metan en prisión, que es donde debe estar. Ahí seguro que se sentirá protegido…

“Vivimos permanentemente bajo la amenaza de los servicios secretos españoles. Hemos denunciado a la Policía belga que alguien ha puesto localizadores de GPS bajo la carrocería de nuestros coches. Podrían también poner un explosivo. ¿Hay que recordar que España llevó a cabo una guerra sucia contra la ETA vasca?”, reza un fragmento del libro de Puigdemont. Parecía broma, pero no, lo decía completamente en serio. Está completamente acojonado.

La obsesión de Carles Puigdemont con la seguridad es tal que desde el pasado mes de febrero ha gastado casi medio millón de euros en ella (en esta cantidad está incluida la seguridad y el alquiler de la mansión, la manutención, pago a sirvientes, viajes, teléfonos, electricidad y agua). Entre otras medidas, Fuigdemont ha conseguido hasta que Google pixele su mansión de Waterloo en su versión Maps. Con él están, a tiempo completo, cuatro agentes de los Mossos de su confianza (la pregunta es qué hacen cuatro Mossos en Waterloo).

Puigdemont se siente espiado todo el tiempo

Entre las labores de estos agentes se encuentra la de realizar un barrido de micrófonos ocultos en su casa del exilio con frecuencia. Por otro lado, Puigcagón cambia de teléfono constantemente para evitar que se lo puedan ‘pinchar’ y enterarse de sus conversaciones. El dinero para pagar todo esto no sale de su bolsillo, por supuesto, sino de un fondo que recibe decenas de miles de euros de origen desconocido todos los meses, según apunta La Razón.

De líder del golpe a don nadie político

Toda esta parafernalia de seguridad da una imagen de tipo importante, de mártir del independentismo, cuando la realidad es otra: Puigdemont es ya un don nadie políticamente hablando. Su poder es cada vez menor aunque él se sienta importante. Su película de espías, sin embargo, no es más que eso, una película. Ya no es nadie en Cataluña, ni en España y mucho menos en Waterloo.