Tras la sentencia del Tribunal Supremo, y el recordatorio del Alto Tribunal este viernes a la presidenta del Congreso sobre la cuestión, Meritxell Batet decidía este fin de semana obedecer la sentencia impuesta contra el diputado podemita Alberto Rodríguez, condenado agredir a un agente de policía durante una manifestación, comunicando al morado la pérdida de su escaño en el Congreso.
Una decisión que pronto era respondida por Rodríguez, que acusaba al PSOE de "robar su escaño": "Lo más grave es que se ha producido una interferencia con muy pocos precedentes del Poder Judicial en el Legislativo" ha asegurado el podemita, que comunicaba, a la vez, su decisión de abandonar definitivamente el partido morado.
"Creo que toca cerrar un ciclo" ha destacado, a la vez que ha vuelto a cargar contra la Justicia: "Esto ha sido una cacicada a la voluntad popular y al pueblo canario, y haré todo lo que esté en mi mano jurídicamente" ha afirmado.
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Palabras que también han defendido desde la formación morada, anunciando Unidas Podemos que interpondrá una querella por prevaricación contra la presidenta del Congreso por acatar la decisión del Supremo.
"Alberto Rodríguez fue condenado a pesar de las pruebas que demuestran que él no fue. El objetivo era quitarle el escaño" aseguran desde la formación morada "El Supremo presiona a la Presidencia del Congreso para retirarle, aunque ambos saben que no es el que dice la sentencia. Prevaricación" ha destacado Ione Belarra.
Ruptura de discurso con Pablo Iglesias
Sin embargo, la indignación demostrada por Unidas Podemos ante la inhabilitación de su diputado dista mucho del código ético del que la formación ha hecho gala desde su aparición en la esfera pública.
También dista mucho del discurso pronunciado por Pablo Iglesias durante la campaña electoral de 2016, cuando aseguró que su partido no tendría doble vara de medir a la hora de exigir responsabilidades a sus miembros de ser llamados ante la Justicia, exigiendo el mismo comportamiento ejemplar del resto de partidos: "Con apertura de juicio oral, dimisión. Así de rápido y así de concreto" destacaba el ex líder de la formación ante las cámaras.
Una promesa a sus electores que se ha incumplido en el caso de Alberto Rodríguez, y que vuelve a mostrar el doble rasero de los podemitas, tal y como sucedió con el famoso 'jarabe democrático', que justificaba el acoso a los líderes del resto de partidos políticos, pero que se convertía en una violación de derechos y un acoso permanente cuando las víctimas de los escraches eran los líderes de la formación morada.