Los independentistas catalanes no quieren seguir formando parte de España. Esa es una idea que han dejado bien claro en los últimos años, a pesar de no contar con el apoyo de la gran mayoría de la ciudadanía catalana.
Eso sí, sí quieren mantener 'relaciones económicas' con España, lo que se traduce en seguir 'chupando del bote' de las arcas públicas españolas, tanto para las estructuras sociales, como sanitarias, políticas, culturales, deportivas etc.
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Por otro lado, los secesionistas también quieren comenzar a formar parte, eso sí, de forma independiente, de otras instituciones supranacionales de las que forma parte España, con la intención de seguir aprovechándose de los acuerdos internacionales, principalmente económicos, como son los que unen a los países miembros de la Unión Europea, o la OTAN.
Obsesión por ganar reconocimiento internacional que, sin embargo, sigue sin verse cumplida para los independentistas más radicales, que siguen siendo ignorados políticamente en Europa, tal y como se ha podido comprobar en las costantes intervenciones de Carles Puigdemont y el resto de fugados de Waterloo en el Parlamento Europeo.
El gaélico irlandés sí se escuchará en Europa
Sin embargo, ahora, los catalanes no sólo han descubierto lo insignificantes que son de cara a la entidad supranacional, sino que también han comprobado su poca relevancia en comparación con otros territorios europeos.
Así pues, mientras la lengua catalana,'emblema' por excelencia del independentismo catalán más radical, no forma parte de las lenguas oficiales de la Unión Europea, desde este enero de 2022, el gaélico irlandés sí será reconocida como lengua europea oficial.
"El irlandés tiene ahora mismo el estatus que las demás lenguas oficiales y de trabajo de la UE, lo que fortalecerá las relaciones entre los ciudadanos y los sistemas administrativos europeos [...] es un paso crucial en el desarrollo y futuro de la lengua" ha defendido el secretario de estado Jack Chambers.
Algo que ha sentado como un jarro de agua fría a los defensores de la lengua catalana, que no han dudado en criticar que esta decisión ha sido tomada desde una perspectiva "política", como un nuevo vaparalo hacia Cataluña, y no como una decisión cultural.
"Queda claro, pues, que la cultura está supeditada a la política, y que para tener la aceptación de la UE no hay nada como tener un estado propio, o que se produzca un Espexit" han criticado desde la prensa independentista, dolida ante la nueva demostración de la poca relevancia política que los líderes secesionistas tienen en Europa, donde siguen apostando por todo aquello que suma, y no aquello que divide a las naciones y a sus ciudadanos.