Pablo Motos siempre ha sido un presentador situado en el ojo de la polémica, acostumbrado a acaparar las portadas de la prensa especializada en televisión y algún que otro titular de telediarios y prensa generalista. Han sido muchos los aspectos que han mantenido al presentador valenciano como una persona que despierta mucho interés informativo y mediático, sobre todo los que rodean al programa con el que entró de lleno en los hogares de la población española: 'El Hormiguero'. Este programa lleva más de una década en las parrilas de Antena 3, que lo ha convertido en uno de sus buques insignia del prime time y pelea porque los mejores anuncios y las situaciones más favorables recaigan sobre el programa de Motos.
La creación del presentador de Requena ha absorbido todas las cuestiones e investigaciones que se pudieron haber hecho sobre Pablo Motos, con estrambóticos experimentos, famosos traídos a España directamente desde las más altas esferas de Hollywood, retos asombrosos que juegan con las leyes del mundo conocido... Todos estos añadidos a un programa de género late night conformaron una auténtica revolución en España, y pronto superó a su propio presentador. Pero ahora la verdad sobre Pablo Motos se conoce. La vida del presentador de Requena queda un poco más abierta a la opinión pública después de haberse conocido su patrimonio.
En el año 2018, Pablo Motos habría facturado 28 millones de euros gracias a las creaciones que maneja a través de su productora, 7 y acción S.L. Esta cantidad de dinero le llevó a ser el presentador mejor pagado y que más dinero recaudaba gracias a sus programas por encima de auténticos nombres históricos de la televisión española, como Ana Rosa Quintana o Susanna Griso. Sin embargo, la vida de Pablo Motos no siempre ha estado acompañada de estas enormes cifras de dinero: su pasado es realmente humilde.
Empezando desde cero
El presentador valenciano, antes de descubrir su pasión por la comunicación, estaba haciendo carrera para llegar a ser electricista. Cuando era más pequeño, su primer trabajo corrió a cargo de su padre. El padre de Pablo Motos trabajaba en una fundición por las tardes y actuaba como cocinero por las mañanas. Los fines de semana, acompañado por su hijo Pablo, vendían revistas de ganchillo. Que el presentador acompañara a su padre no era casualidad. El propio Pablo Motos recuerda el por qué debía acompañar a su padre a vender estar revistas los fines de semana: lo llevaba consigo para que diera pena con esa cara tan expresiva que caracteriza al presentador.
Sin embargo, Pablo Motos no parecía ser un niño modelo. Todo lo contrario, era un auténtico 'gamberro'. Entre sus 'trastadas' más notorias y recordadas se encuentran incendiar la casa familiar dos veces o romper a propósito el televisor para que la familia tuviera motivos de peso para comprar un aparato en color. A pesar de los castigos, el propio Pablo Motos recordaba que sus travesuras merecían la pena: "cuál sería el castigo... ¿Cuarenta segundos de azotes?". Estas largas jornadas de castigo en el sótano comenzaron a despertar lentamente la activa imaginación del valenciano, único acompañamiento de Pablo Motos en sus estancias. Desde ese momento, Motos descubrió su verdadera pasión: la comunicación.
A medida que Pablo Motos crecía, sus travesuras aumentaban en gravedad y rozaban peligrosamente la raya del delito. Según recuerda el presentador en una entrevista con Bertín Osborne, en su etapa de adolescente entraban a diferentes casas y robaban objetos para revenderlos después y obtener así algo de dinero que llevar a casa sin tener que trabajar. Además, rápidamente comenzó a congeniar con una comunidad gitana, entre la que se volvió relamente popular y querido y gracias a la cual aprendió a tocar la guitarra. Pablo Motos también compartió su conocimiento sobre este instrumento con los demás, incluyendo al hijo de un médico que vivía cerca de la casa del presentador. Motos se acuerda de él en estos términos: "el chico más pijo de la villa".
Pero el trágico fallecimiento de uno de sus amigos, 'el Tani', supuso un punto de inflexión en la vida de Pablo Motos. Cayendo en la cuenta de que prefería parecerse al hijo del médico, imprimió un cambio radical a su vida gracias a la música y aprovechando su formación como electricista para colarse en la radio local: Radio Requena. Trabajaba como DJ de una discoteca y acudió a la emisora con el objetivo de promocionarla. Hasta ahí llegó su carrera como DJ. Pablo Motos se "había enamorado de la radio" según sus propias palabras. Una prueba de apenas una hora bastó para que el mundo de la comunicación y Pablo Motos quedaran unidos para siempre.
El comienzo de una nueva vida
Desde aquel entonces, Motos comenzó a escalar puestos en la jerarquía comunicativa hasta llegar a Onda Cero bajo las órdenes de Julia Otero, su descubridora y gracias a la cual ganaría el impulso necesario para, años después, regresar a las ondas con el germen de 'El Hormiguero': 'No somos nadie'. Este programa, que debía sustituir al famoso 'Gomaespuma', no lo tenía nada fácil. Aun así, Pablo Motos no dudó en crear un programa a su media, puesto que no tenían nada que perder: "Si perdíamos no pasaba nada, era jugar frente al Real Madrid. Si ganábamos habríamos logrado algo complicado y lo hicimos desde la libertad absoluta que da la posibilidad del fracaso". El rotundo éxito que supuso 'No somos nadie' despertó el interés de las televisiones. Así nació 'El Hormiguero'.
Más de diez años después, el programa creado por Pablo Motos para radio primero y para televisión después sigue siendo uno de los productos televisivos más importantes en España. Y no parece que esta tendencia vaya a cambiar. A pesar de haber recibido a invitados como Will Smith o Jennifer Anniston, los responsables de 'El Hormiguero', incluido el propio Pablo Motos, aseguran que les queda mucha "tela que cortar" antes de acabar con la emisión del programa.