Desde hace días, España experimenta una brutal huelga de transportistas, los cuales, cansados de las circunstancias que les ha tocado vivir con el Gobierno de Pedro Sánchez, han decidido paralizar sus camiones, y con ello todo el sistema de suministro nacional, a la espera de un movimiento real por parte del Ejecutivo.
Y es que el precio de la luz, sumado al precio desorbitado de los carburantes, ha provocado que a muchos de estos transportistas no les salgan las cuentas a final de mes, a pesar de las muchas horas ante el volante, por lo que han decidido provocar una huelga que fuerce al Ejecutivo a tomar el control del ascenso del precio del carburante, el alza desde el verano del pasado año.
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Enfado de los transportistas que la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la socialista catalana Raquel Sánchez, intentaba solventar, prometiendo una ayuda estatal de 500 millones de euros al sector... totalmente insuficiente, la cual enfurecía aún más a estos trabajadores.
Crisis que cada día amenaza la economía de pequeñas y medianas empresas, cuyas materias primas no llegan, como el pienso para los animales, mientras que sus productos no salen del almacén, teniendo muchos de ellos que ser tirados a la basura, hundiendo la economía nacional paso a paso, ya previamente hundida por la crisis económica provocada por el Covid-19.
Armarios y música italiana para destensar
Complicada situación que ha quedado demostrado que la socialista, muy cercana a Salvador Illa, no está sabiendo gestionar, asegurando la responsable de Transportes que esta huelga indefinida está llevada a cabo por "radicales" y la "ultraderecha" con los que no piensa negociar.
Una posición firme de la socialista que contrasta con el carácter que siempre ha demostrado ante las cámaras, siempre en un segundo plano, y con una tranquilidad pasmosa ante todo lo que sucedía a su alrededor tras sustituit a José Luis Ábalos
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"Voy a correr, y medito, que me va muy bien" aseguraba la ministra en una entrevista con la Sexta. Prácticas de relajación, para olvidar todos sus problemas dentro del Gobierno, que une a "ordenar armarios" y a escuchar música italiana.
Un sistema de relajación que parece haber acompañado a Raquel Sánchez desde sus inicios políticos, marcados por la alcaldía de la localidad catalana de Gavá, donde siempre ha vivido, y donde ha compartido vida con un abogado penalista, con quien tuvo dos hijos, Gabriel y Marcel.
Trucos y experiencias personales al frente de la administración catalana con el PSC, ahora dirigido por su amigo Salvador Illa que, sin embargo, parecen no haberla preparado para afrontar una crisis como la que están provocando los transportistas, y a la que, en estos días, se han unido otros sectores como los pescadores, cansados del constante abuso del Gobierno.