La medicina más macabra: nuestros antepasados la usaban para curar enfermedades

Durante más de 500 años, las momias fueron entendidas como medicamento recetado en Europa

La medicina más macabra: nuestros antepasados la usaban para curar enfermedades
La medicina más macabra: nuestros antepasados la usaban para curar enfermedades

En el pasado, los seres humanos buscaban la forma de evitar las enfermedades con todo tipo de medicamentos. Ahora todo el mundo conoce decenas de medicamentos para curar diferentes problemas de salud. Muchos de estos tratamientos están en nuestras propias casas.

Sin embargo, en el pasado no estaban este tipo de remedios para seguir viviendo y mantener un estado de salud óptimo. De hecho, las medicinas eran algo macabras ya que las enfermedades se combatían, en muchos casos, con momias.

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Nuestros antepasados se alimentaban de momias para evitar morir. Vamos, lo que hoy día se podría describir como canibalismo ya que introducían en su organismo los restos de otros seres humanos fallecidos con anterioridad.

La medicina se llamaba 'mumia' y se creaba a partir de cuerpos momificados. Aunque en esa época había mucho clasismo, la medicina no entendía de clases sociales, ya que era relativamente fácil de conseguir en cualquier comercio boticario.

Producida a partir de los restos de momias traídas de las mismísimas tumbas egipcias, aquello parecía casi magia pura que no tardó en introducirse entre las creencias de la Edad Media. Según creían nuestros antepasados, los restos humanos triturados podían curar cualquier cosa.

En la Antigüedad los persas comerciaban con betún, un líquido negro y viscoso al que se le atribuían propiedades saludables, y al que se conocía en su idioma como “mummia”. Cuando los mercaderes orientales contemplaron por vez primera la momias egipcias descubrieron con satisfacción que estaban recubiertas por betún, es decir, por “mummia”. Realmente las momias estaban revestidas con unas resinas especiales, bastante similares al betún, cuya función era mantener en buen estado la momificación.

Sin embargo, también había profesionales de la salud que afirmaban que las "mumias" no eran una práctica correcta. Y no lo decían porque les parecía una barbaridad. Según estos médicos, solo les parecía bien que la carne y la sangre fuesen frescas, algo que es imposible en personas momificadas, porque así no perdían sus propiedades. 

Consecuencias nefastas

Aquí empezó la confusión. Si la “mummia” tenía propiedades milagrosas para el cuerpo humano, también lo tendría, por extensión, aquello con lo que se impregnaba a las momias egipcias. Con el paso del tiempo el error fue increscendo y se empezó a aplicar el vocablo “mummia” a la totalidad del cuerpo de la momia.

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Hubo una implacable persecución para adquirir momias egipcias, el polvo obtenido se diluía en vino, agua o miel y se dispensaba a una atribulada clientela. En algunos casos no se vendía el polvo, sino trozos de cadáver o, incluso, una pasta de coloración negruzca. También se elaboraron ungüentos a base de mezclas de vaselinas y sustancias oleosas, a los que se atribuían supuestos efectos rejuvenecedores sobre la piel. En otras palabras, las momias se convirtieron en un negocio muy lucrativo.