Íñigo Errejón ha sido uno de los nombres que más han sonado en los últimos tiempos en la política española. Su irrupción en las primeras planas de la mano de Pablo Iglesias provocó que no tuviera el tratamiento mediático que Errejón deseaba, por lo que rápidamente buscó una vía de salida del partido que todos abandonaban por el modelo personalista del liderazgo de Pablo Iglesias y su estancamiento como partido.
Errejón fundó entonces Más País, un partido que, por el momento, cosecha pobres resultados en las elecciones generales y apenas llega a los cuatro escaños en la Cámara Baja. Bien es cierto que Errejón tiene la libertad absoluta de elegir la línea de actuación de su partido, que en algunas ocasaiones ha sido clave para facilitar gobiernos o aprobar leyes.
El propio Errejón es uno de los políticos más jóvenes en entrar en nuestro sistema. Su inexperiencia se debería haber ido resolviendo con el paso de los años, mientras que Errejón ya no es, a día de hoy, tan joven. Su crecimiento, al menos como persona, en las largas sesiones de debate parlamentario, ha provocado que desarrolle una curiosa manía de la que no muchos se han percatado en el Congreso de los Diputados.
Siempre hay algo que Íñigo Errejón debe tener cerca: un boli BIC azul, con el que escribe y toma notas durante las intervenciones del resto de señorías con el objetivo de intentar responder si es que pudiera o tuviera la oportunidad de hacerlo. Además, este boli BIC es la principal forma de aliviar el estrés y calmar los nervios y la tensión de estos debates, puesto que es una herramienta de sobra conocida por todos los estudiantes españoles.