La macabra historia del asesino Peter Sutcliffe, el 'destripador de Yorkshire'

Peter Sutcliffe, que asesinó a 13 mujeres entre 1975 y 1980 y cumplía cadena perpetua, ha muerto con coronavirus

15 de Noviembre de 2020
La macabra historia del asesino Peter Sutcliffe, el 'destripador de Yorkshire'
La macabra historia del asesino Peter Sutcliffe, el 'destripador de Yorkshire'

Peter Sutcliffe, el asesino en serie británico conocido como el 'Destripador de Yorkshire', falleció el pasado viernes en Inglaterra a los 74 años. Estaba condenado a cadena perpetua por haber asesinado a 13 mujeres, la mayoría de ellas prostitutas, entre los años 1975 y 1980. Lo hacía con un martillo y un destornillador, entre otras herramientas. Antes de matarlas, las torturaba. Y después las mutilaba.

El coronavirus ha sido el responsable de las complicaciones que han llevado a la muerte de este indeseable, que se negó a recibir tratamiento a pesar de que contaba con una serie de factores de riesgo como problemas cardíacos, diabetes u obesidad.

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Sutcliffe fue uno de los asesinos más buscados de Inglaterra. 2,5 millones de horas emplearon las autoridades británicas para detenerle, incluso a pesar de que fue interrogado hasta en nueve ocasiones. Solo pudieron capturarle cuando le pillaron con las manos en la masa, con una prostituta en su coche. En 1981 fue condenado y pasó hasta 2016 internado en un hospital psiquiátrico.

La historia de este asesino en serie es escalofriante y narra la transformación de un niño acosado en la escuela y mimado por su madre en una bestia que asesinaba a toda prostituta que se cruzaba en su camino.

¿Por qué empezó a asesinar?

Peter Sutcliffe aseguró tras ser detenido que sus asesinatos formaban parte de una misión divina. Todo comenzó cuando una prostituta se burló de él por haberle cobrado sin prestarle el servicio, algo que hizo delante de todos sus amigos en la taberna del pueblo. Durante su etapa como sepulturero, Sutcliffe asegura haber escuchado una voz que le ordenó que asesinara a todas las prostitutas posibles. Y así fue como se originó una pesadilla de cinco años, el tiempo que estuvo matando sin que pudieran ponerle freno.

Antes de eso, ya había tenido problemas con la justicia tras agredir con una piedra dentro de un calcetín a una prostituta, asestar un puñetazo (rompiéndose la muñeca) a uno de sus amigos por una broma o golpeando con un mazo en el cráneo a un compañero de trabajo, al que dejó inconsciente. Podría decirse, por tanto, que ya era una persona conflictiva antes de cruzar el límite.

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Wilma Mc Cann, 28 años (30-10-1975), Emily Jackson, 42 años (20-1-1976), Irene Richardson, 28 años (5-2-1977), Patricia Atkinson, 32 años (23-4-1977), Jayne Mac Donald, 16 años (26-6-1977), Jean Jordan, 20 años (1-10-1977), Ivonne Pearson, 21 años (21-1-1978), Helen Rytka, 18 años (31-1-1978), Vera Milward, 40 años (10-5-1978), Josephine Whitaker, 19 años (4-4-1979), Barbara Leach, 20 años (2-9-1979), Margarita Paredes, 37 años (20-8-1980) YyJacqueline Hill, 20 años (17-11-1980) fueron sus víctimas.

Su modus operandi era de lo más siniestro: utilizaba tanto martillos y cuchillos como sierras metálicas, aunque su arma preferida eran los destornilladores. Primero golpeaba a las víctimas en la cabeza con un martillo, las derribaba y las pateaba en el suelo antes de rematarlas con más golpes en la cabeza. Posteriormente, infligía numerosas puñaladas en el vientre de sus víctimas con un cuchillo o un destornillador, llegando en alguna ocasión incluso a extraerles algún órgano.

Su detención

Fue solo gracias a la casualidad que dos policías del sur de Yorkshire pudieron detenerle tras cruzarse con un vehículo sospechoso mal aparcado a la entrada de una carretera privada. Dentro del vehículo estaba el asesino y una prostituta a la que pretendía asesinar. Los policías se percataron de que el coche era robado y procedieron a la detención de Sutcliffe, que fue identificado rápidamente gracias a un retrato robot.

Tras 16 horas de interrogatorio, el asesino acabó confesando su culpa y la justicia le condenó a cadena perpetua. Con su muerte, se pone fin a la siniestra vida de uno de los asesinos más sanguinarios de todos los tiempos.