Las últimas semanas las calles de España y los pasillos del Congreso se han llenado de críticas contra la nueva ley de Educación, la LOMLOE, ya conocida como Ley Celaá.
Y es que las nuevas medidas que se establecerán en los colegios a partir del próximo curso contemplan que los alumnos pasen de curso con varias asignaturas suspensas, así como la eliminación del castellano como lengua vehicular y la equiparación de todos los sistemas educativos, sin tener en cuenta las necesidades específicas educativas de los alumnos. A pesar de estas críticas los estudios y encuestas realizados en los últimos años a jóvenes españoles demuestran que, en los últimos diez años, la cultura de jóvenes y estudiantes ha descendido hasta límites preocupantes.
Miguel Angel Blanco, Alfonso Suarez o Julio Anguita son algunos de los personas históricos más relevantes de la Historia reciente del país, y sin embargo, la gran mayoría de los jovenes encuestados no son capaces de identificarlos correctamente, confundiéndolos con entrenadores de fútbol, cantantes o premios nobeles.
De la misma manera eventos históricos como la caída del muro de Berlín, el holocausto o la conquista musulmana no son conocidos por estos jovenes, o no son posicionados correctamente en el tiempo.
Unas deficiencias que en los últimos años se han hecho aún más evidentes con la imposición del sistema bilingüe en los colegios.
Más inglés, pero menos cultura general
Desde hace algunos años España, siempre con el complejo internacional del poco conocimiento del inglés impuso en los centro educativos un sistema centrado en el aprendizaje del idioma anglosajón desde muy temprana edad.
Una decisión que fue defendida asegurando que los niños en primeras etapas educativas son capaces de interiorizar un idioma con mayor facilidad y rapidez. Sin embargo, este aumento de horas en inglés ha ido en detrimento del estudio de otras materias en castellano.
Así pues los menores de muchos centros aprenden asignaturas básicas como las ciencias naturales, geografía o historia en inglés, sin tener conocimientos previos en castellano.
Algo que a la larga provoca que los alumnos no lleguen a interiorizar correctamente lo aprendido en la escuela, aumentando aún más el desconocimiento de la cultura general del país y del mundo, augurándoles un futuro en el que el conocimiento del idioma sólo demuestre el desconocimiento de la Historia.