El movimiento independentista mantiene desde la Generalitat de Cataluña y desde los demás 'chiringuitos' secesionistas el desafío contra el Gobierno de España, en una lucha irrisoria por conseguir la independencia catalana.
Un movimiento que va perdiendo apoyos a pasos agigantados, tanto a nivel político, donde grandes líderes secesionistas como Carles Puigdemont se ha quedado solo, como en la calle, donde cada vez es menos frecuente ver manifestaciones o símbolos independentistas.
Tampoco los jóvenes parecen apoyar ya la causa independentista, tal y como refleja la Encuesta a la Juventud de Barcelona 2020 que ha llevado a cabo el Ayuntamiento de la Ciudad Condal en la capital catalana, y que ha presentado en este mes de agosto.
Así pues, la encuesta asegura que más de 34% de los jóvenes barceloneses prefieren que Cataluña siga siendo una comunidad autónoma española, frente al 33% que prefiere que sea independiente; números muy distintos a los que presentaba la encuesta en 2015, donde el 38% de los jóvenes apostaba por una Cataluña independiente, y sólo el 27% defendía seguir formando parte de España.
Los 'niños ricos' apuestan por el nacionalismo
Esta misma encuesta destaca que el supremacismo del catalán sobre el castellano también cae en los jóvenes de Barcelona, a pesar de los esfuerzos del Govern y los chiringuitos independentistas por convertir al catalán en la lengua única en Cataluña.
Así pues, el documento muestra que la cifra de jóvenes que viven en la Ciudad Condal y que usan el catalán como lengua habitual ha caído un 10% en los últimos años, pasando del 35,6% al 28,4%. Por el contrario, el castellano avanza hasta convertirse en la primera opción lingüística para el 62,1% de los barceloneses menores de 35 años.
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Del mismo modo, la encuesta muestra que es en los barrios más ricos de la capital catalana donde los jóvenes hablan más catalán, con un 43,1%; una cifra que cae hasta el 32% en los barrios con ingresos medios, y hasta el 13,9% en los barrios con menos renta.
Datos que demuestran, no sólo que el independentismo está perdiendo músculo dentro de la ciudadanía, sino que también muestra que sólo las familias más adineradas dentro de Barcelona siguen apostando por el modelo nacionalista diseñado por los partidos del Govern.