"En ese momento supe que todo había cambiado" ha confesado la hija de la más grande en las nuevas declaraciones que han salido a la luz en el reportaje sobre su vida.
Tras hablar de su relación con Antonio David, y asegurar que éste fue el verdadero causante de su distanciamiento con sus hijos, Rocío Carrasco ha querido explicar el momento en el que supo que había perdido a su hija mayor.. tal vez para siempre.
Fue, tal y como ha asegurado la hija de la más grande, en los cuatro meses que estuvo separada de ellos, debido al complicado estado de salud de Rocío Jurado, que acabó con el fallecimiento de la cantante.
Alertada por una amiga de su madre, Rocío Carrasco viajó a Houston, donde su madre se encontraba ingresada por una infección vírica; tiempo después, aún ingresada, consiguieron volver ambas a España, gracias a un avión medicalizado. Cuatro complicados meses que terminaron aquella "eterna madrugada", con la muerte de Jurado.
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Tras el entierro, Rocío Carrasco volvía a reencontrarse con sus hijos, después de la larga separación: "De repente, escuché el timbre y eran ellos" ha narrado.
"En ese momento supe que todo había cambiado"
Tal y como ha asegurado en el reportaje, su hijo menor, David Flores, entró corriendo en la casa, a abrazar a su madre: "Mamá, no llores" le decía el pequeño de la familia.
Una actitud muy diferente a la que mostró Rocío Flores quien, con apenas nueve años de edad, mantuvo la entereza y la más absoluta frialdad. "Nada más llegar, se sentó en esas escaleras de tres peldaños, el niño estaba encima de mí todavía, se quedó mirándome y me dijo: '¿Mamá, ahora qué va a pasar con las casas de Miami?".
Se refería la pequeña Rocío Flores a las viviendas que poseía Jurado en Miami: dos apartamentos, uno que la cantante compró estando soltera, y otro que adquirió casada con Ortega Cano.
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"Cuando escuché esa frase de una niña de nueve años, que se acaba de morir su abuela, que su madre está destrozada" ha recordado Carrasco "En ese momento supe que todo había cambiado".
Y supo entonces, según asegura, que "esa semilla del mal [...] que habían implantado en ella, había terminado germinando y estaba floreciendo" debido a Antonio David, y a lo que durante esos últimos cuatro meses, podría haber dicho a la niña.