El principal desencadenante de la Guerra de Sucesión Española fue la muerte sin descendencia de Carlos II, el último rey español de la Casa de Habsburgo.
Este hecho provocó el inicio de una Guerra Civil en España que enfrentó a los borbónicos, que contaban con el apoyo de la Corona de Castilla, y los austracistas, refrendados por la Corona de Aragón.
Conflicto internacional
Pero los intereses existentes en la Europa de aquella época hicieron que otros países se implicaran en el conflicto (Gran Bretaña, Austria, Francia...)
El principio del fin del conflicto bélico llegó el 11 de abril de 1713 con la firma del primer Tratado de Utrecht entre la Monarquía de Gran Bretaña, los estados aliados y la Monarquía de Francia.
El 10 de julio se produjo un segundo tratado entre la Monarquía británica y la española.
Pérdida de territorios de España
En ambos tratados se dejaba constancia de la partición de los estados que había tenido bajo su poder la monarquía hispánica.
Así, el Reino de España tuvo que ceder los Países Bajos, el Reino de Nápoles, Cerdeña y el ducado de Milán, Menorca, Gibraltar, etc.
No hubo un solo vencedor
Aunque se podría decir que el Reino de Gran Bretaña fue el más beneficiado al adquirir varios territorios españoles (colonias y puertos marítimos), es complicado hablar de un único vencedor.
Y es que el emperador austríaco Carlos VI también logró territorios (el ducado de Saboya, entre otros).
El conflicto se prolongó hasta septiembre de 1714 en Cataluña, donde el 'Principado' perdió su autonomía política y quedó bajo un proceso de ‘castellanización’.