La guerra de poder que se ha desatado entre Artur Mas y Carles Puigdemont

Uno no quiere al otro y los partidos se encuentran enrocados

21 de Julio de 2019
La guerra de poder que se ha desatado entre Artur Mas y Carles Puigdemont
La guerra de poder que se ha desatado entre Artur Mas y Carles Puigdemont

Dos gallos para un gallinero. La inminente muerte política de Puigcagón y las ansias de poder de Artur Mas se han juntado. Se avecina una guerra en Junts per Catalunya que será difícil de gestionar.

Fugademont está desapareciendo del mapa político lentamente. Sus intentos de seguir en el meollo de desvanecen, más aún después del portazo en los morros que le dio el Tribunal Europeo de Luxemburgo al negarle ejercer de eurodiputado.

Artur Mas está a punto de regresar al mapa político

Es un quiero y no puedo interminable, aunque sigue siendo el referente entre los independentistas, un mártir. Y en el otro lado está el mesías del procés, Artur Mas, al cual se le acaba la inhabilitación a principios de 2020.

Mas quiere tomar el control de JxCat y reordenar el partido. Su principal objetivo es ganar a Esquerra Republicana en las próximas elecciones y recuperar el trono que ha perdido.

 Opiniones apuestas a la investidura de Sánchez

Del bando de Artur Mas se encuentran la mayoría de alcaldes de JxCat, con Marc Castells (alcalde de Igualada) como primer abanderado. La consejero de empresa, Àngels Chacón, también está como primer oficial en su causa.

En el otro lado del ring se encuentran Laura Borràs, Francesc de Dalmases, Jaume Alonso Cuevillas o Míriam Nogueras. Una serie de políticos afines al prófugo que manejan los hilos para impedir la investidura de Pedro Sánchez.

Puigdemont está sufriendo un golpe de Estado interno. Caprichos del destino. Y no lo entiende. “He ganado las elecciones, y por dos veces”. Se refiere a las autonómicas de 2017 y a las europeas de 2019.

Puigdemont está acorralado

Entonces, ¿quién es el líder? ¿El inhabilitado a la sombra o yo?, debe preguntarse, desesperado. “Puigdemont volverá a engañar a Mas” se oye desde los bajos fondos de JxCat.

La ruptura se acerca y Junts per Catalunya pasará a ser cualquier cosa menos “Junts” (juntos). Los convergentes del PDeCat barajan la creación de una nueva oferta electoral para recuperar el espíritu original.

Pero lo dirección del PDeCat no se mueve en ninguna dirección. No quiere señalarse ni participar en la revuelta contra Puigcagón ya que “se asume una cierta derrota”.

El tiempo pasa y la sentencia del Supremo se acerca. Mas quiere la abstención en la investidura de Sánchez, mientras que el acobardado en Waterloo propone el voto en contra. Después de la sentencia se podría reactivar la euroorden de detención, por lo que desaparecería del todo del mapa.