El presidente de la Generalitat tiene mucho que hacer estos últimos meses. Una de sus principales tareas, sin contar con la de intentar gobernar una comunidad autónoma, es evitar que el complicado equilibrio entre las formaciones independentistas se deshaga y todo quede en agua de borrajas por las divisiones internas y las conspiraciones por hacerse con el poder.
Asimismo, Aragonès también tiene que esquivar a su propio partido, que se encuentra en una situación complicada. Todo esto está provocando una alta tensión en la política catalana, que necesita un cambio de tendencia que hasta ahora los independentistas, tanto en las elecciones como en sus respectivos gobiernos, no están permitiendo.
En su vida más personal, a Pere Aragonès no se le olvida lo que ocurrió en el seno de su familia. El hoy líder de Esquerra Republicana y presidente de la comunidad autónoma catalana es descendiente directo de un alcalde franquista, uno de los aliados de la dictadura que dominó nuestro país durante parte del siglo XX.
Los Aragonès, además, tampoco tuvieron problemas para mantenerse durante una de las épocas más duras de nuestra historia, puesto que siempre han estado situados en la élite burguesa gracias a su principal actividad: mantener y gestionar una importante cadena hotelera nacional que les garantizó el sustento y la posiblidad de dedicarse a otros menesteres.
La familia del presidente de la Generalitat, y más concretamente su abuelo, ha tenido ideología muy distinta a la de Pere Aragonès. Fue uno de los alcaldes franquistas más famosos, encargado de regir en la ciudad de Pineda del Mar. Muchos escritos señalan que, tiempo después, con la llegada de la democracia, fue uno de los promotores y fundadores de Alianza Popular junto con Manuel Fraga. Con el paso del tiempo, Alianza Popular evolucionó hasta convertirse en el actual Partido Popular.
La tradición hotelera de los Aragonès ha escrito una página negra en la historia de nuestro país, y una de sus tragedias más estremecedoras. El hotel estrella de la cadena de Aragonès, el Taurus, se derrumbó en 1962 y provocó la muerte de 18 trabajadores.
Este inesperado suceso llenó las portadas de los medios de comunicación. Un accidente que no se olvida en el seno de la familia de Pere Aragonès, que está centrado actualmente en volver a unificar al separatismo catalán para seguir remando en busca de su objetivo utópico.