Ya se ha convertido en la final de fútbol más larga de la historia y todavía puede suceder cualquier cosa. La final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors se preveía intensa, pero jamás a estos niveles.
Primero se aplazó por lluvia, luego hubo un intenso duelo en La Bombonera y el partido de vuelta ya fue la locura absoluta. Estaba prevista para el sábado a las 21:00h (horario peninsular), pero los graves incidentes en los aledaños del estadio obligaron a cancelar la cita.
Aficionados de River tiraron gas pimienta al auatobús de Boca, hiriendo a dos jugadores que tuvieron que ser trasladados al hospital. Hubo múltitud de peleas e incluso se vio a una madre poniendo bengalas enganchadas en el cuerpo de su hija.
El tiempo fue pasando y parecía que se podía disputar ese mismo día, pero al final la Conmebol decidió aplazarlo hasta el domingo a la misma hora, las 21:00h. Sin embargo, nada garantizaba la seguridad del encuentro y finalmente tampoco se jugó el domingo.
Muchas dudas en el horizonte
Ahora ambos clubes junto a la Conmebol deben reunirse para fijar una nueva fecha. Lo único claro es que se jugará el partido, porque incluso algunos jugadores de Boca habrían pedido que le diesen el título a River y se acabase con esto o que quedase desierto.
Hay muchas opciones: que se juegue en El Monumental a puerta cerrada, que se juegue en Argentina pero lejos de Buenos Aires o que se traslade a otro país como Uruguay, Paraguay o Chile. Tampoco está clara la fecha, porque el Mundial de Clubes es el 18 de diciembre y ambos equipos deberían tener el tiempo suficiente para prearar este torneo.
Se especula con que pueda ser el 8 de diciembre, aunque eso es algo que se decidirá en las próximas horas tras la reunión del martes entre Alejandro Domínguez, presidene de la Conmebol, y los máximos mandatarios de ambos clubes.
Más allá de nuevas fechas o no, lo que está claro es que la imagen del fútbol argentino, especialmente de Boca y River, queda gravemente dañada tras estos últimos días. Un partido que trascendía a nivel mundial se ha convertido en un bochornoso espectáculo que se recordará por siempre en las páginas negras del deporte.