El 29 de mayo de 1991, ETA llevaba a cabo el atentado de la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic, asesinando a 10 personas, cinco de ellas niños, y provocando decenas de heridos, a través de un coche bomba que el comando Barcelona introdujo e hizo explotar en el patio interior del cuartel.
Un atentado del que ahora se cumplen 30 años; un duro aniversario que, sin embargo, ha sido totalmente ignorado por el Govern de la Generalitat, que no ha previsto ningún acto conmemorativo en recuerdo de las víctimas. Así pues, ni Pere Aragonés ni ninguno de sus consejeros se ha pronunciado al respecto, ni ha organizado ni participado en ningún acto de recuerdo.
Tampoco la televisión pública catalana, TV3, ha hecho mención alguna en su telediario sobre el aniversario del atentado, centrando únicamente su atención en los atentados del 17-A, a pesar del evidente y fatídico aniversario.
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Una falta de 'memoria' de políticos y medios de comunicación catalanes que podría tener mucho que ver con la hermandad de los independentistas de ERC con los herederos políticos de ETA, EH Bildu, cuyo líder, Arnaldo Otegi, fue el invitado estrella del acto central de campaña de ERC.
"Una persona que tiene un montón de lecciones aprendidas del camino hacia la república y la libertad. Y tenemos mucho que aprender" presentaba Rovira al líder vasco "Nadie mejor que él nos puede decir cómo debemos continuar hasta el final".
La Guardia Civil sí llora a sus caídos
A pesar de la ignorancia y la falta de respeto demostrada por los líderes independentistas y la televisión nacionalista catalana, las víctimas de este terrible atentado sí han contado con un sentido homenaje: el de sus compañeros de la Guardia Civil.
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En sus redes sociales oficiales, el cuerpo de la Benemérita ha compartido un vídeo en el que se escuchan los instantes posteriores al estallido de la bomba: los lamentos, las sirenas... y el abrazo que conmovió al mundo, el de dos agentes heridos que sobrevivieron al ataque.
Un abrazo que ha sido repetido 30 años después, cuando parece que la memoria de Osona ha olvidado el horror que, para muchos, sigue teniendo nombres y apellidos.