Ni la brutal crisis económica que está atravesando el país, ni la situación de conflicto armado en Ucrania; nada parece ser suficiente para que los independentistas catalanes dejen a un lado su constante desafío contra todo lo español, y se conviertan en un aliado en vez de un enemigo del Estado.
Algo que ha vuelto a quedar demostrado en la Generalitat de Cataluña donde, esta semana, los responsables de comunicación del Govern han decidido hacer públicas unas "normas de régimen interior para el desarrollo de las ruedas de prensa en el palacio de la Generalitat".
Unas "normas" que se producen después del enfrentamiento de la portavoz del Govern, Patricia Plaja, con el periodista constitucionalista Xavier Rius, quien fue expulsado de las ruedas de prensa por orden y mandato del Govern, siendo posteriormente defendido por la Justicia, que le devolvía su acreditación de prensa poco después.
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Así pues, para evitar preguntas incómodas, la Generalitat ha decidido crear unas normas de "etiqueta" periodísitica con las que esperan hacer que las ruedas de prensa de sus miembros del gobierno se desarrollen "con todas las garantías de seguridad para sus participantes y con pleno respeto de los principios reglas establecidos en los códigos deontológicos de la profesión periodística".
Normas que quedarán a merced del criterio del Govern, quien determinará en cada momento lo que entiende por "expresiones injuriosas o vejatorias" utilizadas por los periodistas, y las posibles consecuencias del uso de estas expresiones.
Censura del Govern, también al castellano
Pero los límites a la libertad de prensa establecidos por el Govern en esta nueva normativa no sólo afectan al derecho de los periodistas a preguntar sobre cualquier asunto que tenga relación con el Gobierno catalán, sino que también censura a los periodistas que pregunten en castellano durante la rueda de prensa.
Así pues, entre las nuevas normas del Govern, se puede leer que "las ruedas de prensa se desarrollarán en lengua catalana, si bien, una vez finalizadas, se abrirá un turno para que se puedan formular y responder preguntas en otros idiomas".
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"Idiomas" entre los que se encontraría el castellano que, a pesar de ser la lengua cooficial de la autonomía, y la más usada por los catalanes, pasará a un segundo plano en las ruedas de prensa de la Generalitat, en una nueva demostración del desprecio de los independentistas por todo lo español.
Modificaciones que, a pesar de ser completamente injustas y representar un claro capricho del secesionismo, tendrán que ser aceptadas oficialmente por todos los periodistas que acudan a la rueda de prensa, a través de una firma de "adhesión" con constatación de DNI, censurando nuevamente los partidos independentistas a todos aquellos que puedan ser críticos con sus actuaciones, asegurándose así, una vez más, que la información que se publique sea un ejercicio de propaganda y desinformación de cara a la opinión pública.