La fuga de Sean Scully y Liliane Tomasko desata la ira del independentismo

El independentismo más intolerante sale a relucir con el adiós de la pareja de artistas a Cataluña por culpa de la imposición del catalán

La fuga de Sean Scully y Liliane Tomasko desata la ira del independentismo
La fuga de Sean Scully y Liliane Tomasko desata la ira del independentismo

Sean Scully y Liliane Tomasko son una de las parejas con mayor reputación en el mundo del arte. Ambos decidieron recientemente abandonar Barcelona porque están muy cansados de la imposición del catalán, algo que han denunciado en un reportaje para el diario británico Financial Times. Ambos pintores dejan Cataluña y expresan su opinión, pero en lugar de hacer autocrítica el independentismo insinúa que son catalanófobos. Lo de siempre.

ElNacional.cat publicó un artículo para referirse a la fuga de los dos artistas de Cataluña, cuestionando que no quieran hablar catalán y sí otros idiomas. Lo que comentábamos en un artículo este mismo fin de semana: cuando se trata de defender los derechos lingüísticos, para ellos solamente cuentan los derechos de la lengua catalana.

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"En Barcelona, ibas a reuniones y hablaban siempre en catalán, como diciendo ‘te jodes’. Y al final, no pudimos soportar Barcelona por esa mierda", denuncia Scully públicamente.

Es una denuncia que refleja con claridad el infierno que supone vivir en Cataluña para todos aquellos que quieren vivir según las tradiciones españolas y emplear el idioma de todos los españoles. El nacionalismo les intenta obligar a pasar por el aro del catalán, y si no lo hacen son unos catalanófobos y unos fachas. Repugnante es poco.

Obligaban a su hijo a hablar catalán en el patio del colegio

Scully y Tomasko denuncian "el crecimiento del nacionalismo en la ciudad que habíamos querido" y el hecho de que su hijo Oisin, de 12 años, fuera obligado a hablar en catalán incluso en el patio del colegio. Ya no solo en el aula, sino tampoco en el recreo. Hasta es punto llega, aunque muchos no se lo crean, el adoctrinamiento y totalitarismo indepe. Ellos, que han perdido el juicio, hasta lo ven normal.

El diario independentista dirigido por José Antich cuestiona que la pareja no quiera al catalán pero sí hablen inglés o alemán, además de castellano: "A pesar de que vivían en Barcelona, ​​también tenían su residencia en Nueva York y en Múnich, donde obviamente no han tenido problemas ni con el inglés ni con el alemán. Ahora se han trasladado a la ciudad occitana de Aix en Provenza. ¿Tendrán problemas cuando la gente les hable francés? ¿Y si les hablan occitano?", se pregunta el diario separatista.

Como si quieren hablar en chino mandarín. El problema no es hablar catalán en determinadas situaciones, el problema es cuando se cruzan ciertos límites y se impone una lengua entre las dos oficiales, como está sucediendo en Cataluña cada vez más. Así pasa: las empresas huyen de Barcelona por el procés y ahora los ciudadanos de bien también empiezan a marcharse echando pestes.

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Pensándolo bien, tal vez sea ese el plan que tienen: cuando todos los que no comulgan con ruedas de molino se marchen de Cataluña, podrán tener por fin esa mayoría que proclaman para conseguir su independencia.