Antes de su desaparición y retirada de la vida política, Pablo Iglesias era reconocido por su política irreverente y rompedora con los estándares fijados hasta entonces. El uso de los preceptos que surgieron en las multitudinarias manifestaciones del 15-M y su traslado a la política por parte de Pablo Iglesias catapultó al político hasta la vicepresidencia del Gobierno en una trayectoria que, cuando se inició, nadie podría haber definido ni por casualidad.
Una de las principales reivindicaciones de Iglesias ha sido, sin duda, la separación entre los asuntos de las instituciones eclesiásticas y las instituciones estatales. Sin embargo, uno de sus aspectos más controvertidos de su pasado mostraría, a priori, una contradicción entre las que eran, y siguen siendo, sus ideas y sus costumbres pasadas.
Cuando Iglesias todavía no había accedido a las altas esferas de la política pero ya era una figura abanderada de la nueva forma de afrontar este oficio, salió a la luz una antigua instantántea del entonces líder de Podemos en el que se le puede ver ataviado con las vestiduras propias de un monaguillo y con una pipa en la boca.
Fue el propio Pablo Iglesias quien hubo de desmentir su pasado clerical, que sin duda alguna habría provocado más de una crisis de identidad dentro del partido que él mismo lideraba. A pesar de que la relevadora instantánea efectivamente mostraba a Pablo Iglesias cuando este tenía una corta edad y con el atuendo propio de un monaguillo, el entonces líder de Podemos tuvo que matizar que se trataba de un disfraz. En ningún momento Pablo Iglesias había formado parte de la Iglesia, ni había tenido jamás interés en hacerlo.
Respecto de la pipa en la boca, Iglesias señaló que perteneció a su abuelo, mientras que las gafas que portaba en aquella foto y que completaban el disfraz las había prestado su padre, comunista convencido y que marcó sin duda alguna la futura ideología que defendería su hijo al calor del movimiento 15-M.
A pesar de esta curiosa instantánea y los esfuerzos por desmentir su pasado como monaguillo, Iglesias no ha podido escapar a las acusaciones de anticlericalismo. Nuevamente, el exlíder de Podemos tuvo que salir al paso para solucionar una nueva tormenta política antes de que esta llegara a producirse: "Al contrario, tengo muchos amigos sacerdotes. Y admiro mucho a la monja Teresa Forcades o al antiguo párroco de Entrevías". Esta respuesta es directa, clara y concisa respecto de su anticlericalismo, una tendencia que jamás ha apoyado.