Lucía Vivar, de tres años, desapareció el verano de 2017. En ese momento estaba jugando en la terraza de un restaurante de la estación de Pizarra. Unas horas después, su cuerpo era localizado sin vida junto a las vías, a cuatro kilómetros del lugar en el que fue vista por última vez.
La versión oficial apuntó a una muerte accidental pero los padres de la pequeña y el letrado Marcos García-Montes siguen convencidos de que se trató de un asesinato ya que consideran que la niña no pudo recorrer por si sola los cuatro kilómetros desde el restaurante de la estación de Pizarra hasta el lugar en el que la encontraron sin vida.
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Sus padres no cesan en los esfuerzos por esclarecer lo que realmente ocurrió la madrugada del 26 al 27 de julio de 2017. Desde hace tiempo llevan intentando reabrir el caso y no tiran la toalla. Cada día que pasa tienen más claro que se trató de un asesinato.
El caso se archivó en 2018 pero el juzgado contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional reabrió este verano un procedimiento sobre la muerte de la menor. El pasado 14 de diciembre se citó a varios testigos. Declararon una decena de personas entre familiares, el maquinista, vigilantes de seguridad y agentes de la Guardia Civil.
Marcos García-Montes, abogado de la familia, ha concedido una entrevista a El Cierre Digital en la que ha hablado de la postura de los padres de la menor de edad. "La autopsia realizada en el cadáver de la menor determina una muerte de origen violento".
El abuelo de la niña, dos vigilantes jurados y un maquinista apoyan la afirmación del letrado de la familia. Sus testimonios son de gran ayuda para la familia de Lucía Vivar, que solicita que se reabra el caso de la muerte de la menor de edad a la mayor brevedad posible.
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El abogado pone el foco en Adif por su forma de actuar
El abogado de la familia ha confesado que pone el foco en Adif "porque, sorprendentemente, salió un tren después de saber que había desaparecido una niña". También solicita la reapertura del caso para concluir la "práctica de diligencias necesarias que no fueron practicadas".
Para conseguir la reapertura del caso, la defensa de la famila presentó como prueba la autopsia de la menor de edad. "Se evidencia, por su estómago, que los alimentos encontrados no fueron digeridos, pues la digestión no se habría producido, encontrándose los alimentos ingeridos en la cena prácticamente en su integridad. Sin embargo, desde su desaparición habían transcurrido más de seis horas".