Irene Montero se postulaba, a su llegada al Gobierno de España, como la mayor defensora política de la igualdad y del feminismo, así como de la mujer y del colectivo LGTBI.
Sin embargo, la ministra podemita ha demotrado, en los últimos dos años de mandato, no estar dispuesta a proteger a todas las mujeres por igual, ni a respetar las principales premisas del feminismo; únicamente, aquellas que le convienen a título propio, así como a su formación y ministerio.
Múltiples son las demostraciones que Montero ha dejado ante los medios de comunicación: desde la contratación de su 'niñera' como asesora del ministerio de Igualdad, tratar a su guardaespaldas como niñera, la supuesta 'utilización' de su relación con Iglesias para ascender en el partido y, como polémica más reciente, el silencio absoluto que ha mantenido la ministra sobre las niñas tuteladas de Mallorca.
Un 'pasotismo' de la ministra morada que ahora ha sido sacado a la luz por la escritora Alicia Rubio, que no ha dudado en catalogar al movimiento feminista, en el contexto político, de "negocio".
"Nos sale carísimo" ha lamentado
"Se está viendo claramente que el feminismo es un negocio, que nos sale carísimo con dinero público" ha lamentado la escritora, que ha destacado que, en los últimos años, han aparecido "un montón de asociaciones y personas viviendo de esto, un montón de puestos de trabajo en la administración pública relacionados con todo este negocio".
Un "negocio" que, además, tal y como señala Rubio, "complica la vida" a los contribuyentes, que viven atemorizados, unos de ser considerados violadores, y otras, temiendo ser la próxima víctima.
"Los chicos no saben ya de qué manera dirigirse a las chicas" ha asegurado "y las chicas, odian y temen a los chicos [...] hay muchas chicas jóvenes que creen que el mundo exterior es una especie de lugar peligrosísimo lleno de violadores en potencia".
Una "percepción" generada por la actual "cultura de la violación", en la que "los hombres van por ahí únicamente pensando en violar mujeres".
"Es una visión desquiciada de las relaciones humanas" ha lamentado, mostrando así, no sólo que el discurso político defendido por el 'chiringuito' podemita funciona de cara a la política, sino que también 'funciona' generando miedo e inseguridad en la sociedad, transformada en un lugar peligroso para todas las mujeres que escuchen ese discurso.