La enfermera de Cuenca a la que echan de su piso por estar contagiada

El casero de Clara la echó de forma inmediata al enterarse que estaba contagiada por covid-19

08 de Abril de 2020
La enfermera de Cuenca a la que echan de su piso por estar contagiada
La enfermera de Cuenca a la que echan de su piso por estar contagiada

Los sanitarios de nuestro país han vivido semanas de auténtico infierno y de hecho siguen siendo los más expuestos. 

Trabajan en primera línea de batalla y como es de esperar muchos no han podido evitar contagiarse y contraer el virus. 

El caso de Clara

Clara de 31 años de edad procedente de Cuenca ejerce como enfermera en un hospital madrileño donde la crisis del covid-19 les ha azotado sin piedad alguna. 

La joven ha relatado su experiencia y lo que le ocurrió al de enterarse que se había contagiado. 

"Llegué a Madrid el 11 de marzo para incorporarme al día siguiente al hospital que me asignaron", empieza explicando. 

"El 19 de marzo empecé a notar los síntomas, el 22 me hacían el test y el 23 me confirmaron el positivo" prosigue. 

Lo inverosímil es lo que le ocurrió después. Tras confirmarse su positivo, el propietario del piso donde Clara había alquilado una habitación la echó. Ni siquiera le dio margen de tiempo para buscar otra cosa. El mismo 23 le hizo coger sus bártulos y marcharse. 

Ahora la joven se encuentra en una habitación del Hotel Colón que se encuentra medicalizado. 

Los hechos

Señala que fue ella misma quién explicó a sus compañeros de piso, entre los que se encontraba el propietario, que había dado positivo en covid-19. 

"Utilizaba uno de los baños sólo yo, el otro era para mis compañeros de piso. Hicimos turnos para entrar en la cocina y la desinfectábamos antes y después. Yo estaba recluida en la habitación, no utilizaba ninguna zona común", cuenta. 

El mismo 23 de marzo cuando se enteró de la noticia informó a sus compañeros vía Whatsap y el hombre la acusó de egoísta y le exigió de forma reiterada que se marchara de la vivienda. 

"Estaba más asustada que otra cosa. Traté de explicarle que me iría, pero que quizás no podría ser de manera inmediata", ha explicado mientras asegura que el dueño "no atendía a razones" y señala que sintió una "profunda tristeza". 

Y recuerda que la situación fue verdaderamente difícil. "Tuve que volver a llamar a la policía, porque el propietario no paraba. Me coaccionaba a través del teléfono y no dejaba de decirme que se tenía que marchar inmediatamente". 

Finalmente y gracias a las autoridades y al sindicato Satse, Clara ha podido tener un techo donde dormir y donde tratarse del virus. "Todo el mundo ha estado muy pendiente, la gestión ha sido increíble, han sido maravillosos".