El independentista Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña, ha reconocido en TV3 que no sabe si acudirá a la Diada, manifestación separatista que se celebrará el próximo 11 de septiembre por las calles de Barcelona.
Pere Aragonès, en caso de no acudir, se convertiría en el primer presidente de la Generalitat que no acude a la Diada desde 2016. Los precedentes son Artur Mas y los presidentes anteriores a él, que no acudían a estas manifestaciones.
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Puigdemont fue el que rompió con esa tradición en el año 2016. Ahora, Pere Aragonès se plantea restarle importancia a la Diada y quedarse en casa. Los portavoces de la Generalitat de Cataluña así lo han explicado recientemente.
"Informaremos en su momento. Por ahora, falta que la organización se reúna con las 'conselleries' de Salut e Interior por los temas de protocolo covid. Una vez que se celebre la reunión y la organización de la ANC traslade todos los detalles y se acerque la fecha, nos pronunciaremos", han dicho desde la Generalitat, según El Confidencial.
Aragonès quiere ser neutral
Aragonès, ante la inminente mesa de diálogo con el Gobierno de España, quiere ser neutral. Por ello se está pensando si acudir a la manifestación separatista del 11 de septiembre. Asimismo, desde ERC, descartan la vía unilateral y saben que el Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez no se plantea darles lo que reclaman.
La ausencia de Aragonès a la Diada se traduciría en que el independentismo ha perdido la partido. Además, quedaría demostrado que los separatistas están más divididos que nunca ante la forma de actuar de cara a lograr su objetivo.
JxCat cree que le puede perjudicar la Diada a Aragonès
Fuentes de JxCAT apuntan a El Confidencial que Aragonès tiene miedo de que la manifestación se vuelva contra ellos por el clima que ha creado el partido liderado por Carles Puigdemont acerca de la mesa de diálogo, prevista para las próximas semanas o meses.
La propia presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, se ha posicionado en contra de sentarse a negociar con el Gobierno de España. Se teme que muchos manifestantes, de tinte más radical, reprochen a Pere Aragonès esa mesa de diálogo.