Ya está decidido. la CUP renuncia y será Laura Borràs quien desempeñará el cargo de presidenta del Parlament en la nueva legislatura catalana. Ella será la segunda autoridad institucional en Cataluña. Con ella la corrupción entra en el Parlament a la espera de que la justicia se pronuncie sobre su imputación por corrupción.
No hay que ser un lince para adivinar que el juicio contra Laura Borràs por corrupción se convertirá en un foco de atracción mediático y en una valiosa herramienta del independentismo para ejercer el victimismo y acusar a España y sus poderes fácticos de actuar en contra de la segunda personalidad más relevante de Cataluña. Este detalle ha pesado, y mucho, en la designación de Laura Borràs como presidenta del Parlament.
Borràs está imputada
Y es que no pueden desligarse las dos circunstancias: el nombramiento de Borràs y su condición de imputada. Van de la mano. Borràs está acusada de haber troceado contratos de informática (como Bartomeu en el Barça) en su etapa de responsable del Institut de les Lletres Catalanes.
El resultado será que la presidenta del Parlament catalán tendrá que someterse al juicio oral al que la citará el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), lo que supondrá un desgaste para la imagen del Parlament y una buena excusa, también, para argumentar la acción del estado represivo español que intenta someter a Cataluña.
Y, en caso de ser considerada culpable, Borràs tendrá que abandonar el cargo de acuerdo al articulo 25.1 a del Reglamento del Parlament de Cataluña: "un diputado puede ser suspendido de sus funciones si es firme el acto de procesamiento o de apertura de juicio oral y el pleno del Parlamento lo acuerda por mayoría absoluta, dada la naturaleza de los hechos imputados”.
Un nuevo argumento para volver a tomar las calles
Y ya tenemos un nuevo motivo para que los radicales tomen las calles, se incendien contenedores y se apedree a las fuerzas de orden público. Porque lo que nadie pone en duda es que JxCat, ERC y la CUP se pondrán del lado de la condenada (si es considerada culpable) en el caso de que la Justicia falle en su contra.
Habrá un año de paz, porque en el primer trimestre de 2022 se abrirá el juicio oral contra Laura Borràs, que se aferrará al cargo con la misma intensidad que en su momento lo hizo Quim Torra cuando fue condenado por desobediencia.
Estamos ante la reedición del caso de Jordi Pujol y el escándalo de Banca Catalana, que en Cataluña se vendió como una agresión de España. Con Borràs sucederá lo mismo. Al tiempo.