Ni siquiera la pandemia del coronavirus ha podido paralizar la celebración de uno de los días grandes de España: el cuadragésimo segundo aniversario de la Constitución española de 1978.
Una celebración que, eso sí, este año no tendrá lugar dentro del Congreso de los Diputados, sino en sus exteriores, en la calle Carrera de San Jerónimo, donde cerca de 200 asistentes, entre autoridades e invitados, escucharán el discurso de la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet.
Pero este aniversario de la Carta Magna no sólo ha llegado en un momento complicado a nivel social, sanitario y económico debido a la pandemia del Covid-19, sino que también ha llegado en uno de los momentos de máxima inestabilidad política de la democracia española
Una ocasión que el líder del Partido Popular, Pablo Casado, no ha dudado en aprovechar para lanzar una nueva estocada al Gobierno socialcomunista, asegurando que "la Carta Magna es la consolidación de la reconciliación nacional y del éxito de la democracia y de un Estado de Derecho, que es lo que ahora mismo Podemos, los independentistas y el partido sanchista han puesto en la diana".
Así se ha pronunciado el popular en una entrevista en el diario El Mundo, donde no ha dudado en afirmar que a los partidos que actualmente conforman la mayoría del Gobierno en el Congreso "no les gusta lo que representa la Constitución: la concordia, la pluralidad y el Estado de Derecho".
"La Constitución no es el problema, es la solución" ha sentenciado Casado, que ha remarcado que "es lo que le viene bien a España".
El líder de la oposición, sin embargo, no ha sido el único en mostrarse públicamente como la única opción política que defiende la Constitución española. También lo ha hecho Pedro Sánchez, que no ha dudado en cargar contra la "derecha asilvestrada y trumpista".
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"Mientras el PSOE esté al timón del Gobierno de España, la Constitución española va a regir de este a oeste y de norte a sur, del primero al último de los artículos" ha asegurado el socialista "ha sido nuestra tónica, nuestra actitud y nuestro compromiso siempre que hemos gobernado".
Unas palabras que, sin embargo, chocan frontalmente con los deseos al descubierto de su socio en el Gobierno de coalición, Pablo Iglesias, que ya trabaja para destruir, desde dentro, al "papelito de 1978".
Pablo Iglesias mantiene su 'plan B' contra la Carta Magna
Pablo Iglesias se presentaba en el debate por la presidencia de España, allá en abril de 2019, con un ejemplar de la Constitución española en la mano, utilizando la Carta Magna para rebatir las afirmaciones de los demás representantes políticos.
Una puesta en escena que contradecía el discurso del podemita desde 2014, centrado en iniciar "un proceso constituyente" para "abrir el candado del 78 y poder discutir de todo".
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Algo que parece haber vuelto a la lista de prioridades de Iglesias, quien, al no tener mayoría parlamentaria en el Congreso suficiente para tumbar la Carta Magna, ya trabaja en un 'plan B', una "mutación constitucional", que cambiaría el procedimiento legislativo por el que se aplica la Constitución, cambiando la interpretación de los artículos de la Constitución.
Un cambio en la 'lectura' de la Carta Magna que, a pesar de no poder modificar su contenido en sí, sí permite una nueva aplicación de la misma, pudiendo así el Gobierno hacer reinterpretaciones de la Carta Magna que se adecúen a su programa electoral, pudiendo modificar las reformas del Poder Judicial, hasta incluso, avanzar a un Estado plurinacional y republicano sin necesidad de un referéndum nacional.