Lo tienen muy crudo para superar los pasados años. Cerca de un millón de personas se reunían anualmente en Barcelona (ciudad donde no hay mayoría independentista) para celebrar su diada particular.
En vez de escoger Vic, Girona o alguna otra ciudad donde reinan los catanazis, deciden venir a Barcelona a molestar con la esperanza de que “el món es mira” (el mundo nos mira). Y eso preocupa, y mucho. Barcelona tiene tirón (también de bolsos), pero sus habitantes ya están hasta el gorro de las manifestaciones.
Celebran los siete años malgastados
Por si la lluvia y el viento que azotan Barcelona no fueran suficientes, el clima creado por los propios indepes de decepción y fracaso tras siete años de procés sin resultados positivos, porque negativos hay unos cuantos, la ANC intenta a la desesperada salvar la Diada ,fletando un convoy de 1.200 autobuses desde los rincones más radicales de Cataluña.
Un total de 48.000 engañados se subirán a los autobuses rumbo a la ciudad Condal, asegurándose la ANC el éxito de la manifestación más importante, la convocada por el golpista prófugo Puigcagón y la llorona Marta Rovira, también prófuga: en contra del Tribunal Supremo y la sentencia.
¿En qué ha mejorado Cataluña en los últimos años? ¿Ha avanzado?
La Generalitat por su parte acude en desbandada. ERC mueve a sus militantes como si de tropas se tratara para hacer bulto en Plaza España, ante la antena mirada de TV3, que se encargará más tarde de inflar la cifra.
El gurú del tiempo en Cataluña, Tomàs Molina ha repetido hasta la saciedad que no lloverá a las 17:14, momento en que las hordas de catanazis harán acto de presencia, recordando la Guerra de Sucesión Española.