Los rescatistas consiguen sacarlo del rincón en el que se había escondido. Estaba asustado e iban despacito.
Lo acariciaron en cuanto salio y el perro se tranquilizó. Gracias a la chapa que llevaba pudieron llamar a sus dueños que gritaron de alegría al saber que tenían al perro.
Les explicaron que por culpa de los petardos del 4 de julio se asustó y se escapó.
Es emocionante ver como lo reciben y lo contento que está de poder besar a sus humanos.