Kiko Matamoros confesó públicamente que le cuesta sentarse en el mismo plató que Carlota Corredera: "A veces cuando me he enterado de que presentaba ella yo he decidido no venir", admitió, dejando claro que no le gusta el comportamiento de la presentadora.
Todo ha sido a raíz de la docuserie de Rocío Carrasco, que ha generado un debate en el que, según Matamoros, se ha utilizado mucho argumento victimista e infantil: "Quiero tener un debate con personas adultas, no con personas que puedan malinterpretar las cosas", afirmó Matamoros, dando a entender un comportamiento infantil por parte de su compañera.
El falsario Jorge Javier quiere imponer el pensamiento único en Sálvame
Por si esto fuera poco, también insinuó que es una teatrera: "Si tengo la oportunidad de hablar con ella lo haré, pero creo que el tema es lo suficientemente serio como para no teatralizarlo", explicó.
De este modo, Kiko Matamoros intentará solucionar este asunto fuera de cámaras, ya que considera que delante de las cámaras Carlota Corredera no se comportará adecuadamente.
Y es que cree que el discurso de Carlota es sesgado y victimista: "Ayer oí a Carlota Corredera y tengo que decir que me impactó positivamente en algunas cosas y negativamente en otras, este es un tema en el que creo que no debe haber ni victimarios ni víctimas", comentó en ese aspecto.
Tensión máxima entre Kiko Matamoros y Carlota Corredera
No obstante, no es el momento de tener esa conversación. O así lo entiende Matamoros, tal y como explicó en Viernes Deluxe: "A mí me gustaría hablar con ella, no la llamo porque no creo que es el momento. La gente ha dejado de ver el programa por el sesgo que estaba teniendo el programa, yo lo he pasado mal. Hasta ayer no me di cuenta de que Carlota lo estaba pasando mal", afirmó a Jorge Javier Vázquez.
En los próximos días veremos si se produce esa conversación entre Matamoros y Carlota o si prefieren seguir evitándose y mandándose mensajes a través de las cámaras.
Jorge Javier Vázquez se mostró partidario de acabar con el mal rollo entre compañeros de una vez por todas, aunque alguien tiene que ceder y de momento no parece que ninguno de los dos tenga la intención de hacerlo.