Karmele Marchante no piensa callarse. La ex colaboradora de Sálvame está decidida a seguir tirando de la manta después de las polémicas acusaciones que lanzó hace unos días contra sus ex compañeros, de los que dice que consumen drogas y alcohol de forma descontrolada, entre otras cosas. Ahora, ha concedido una entrevista al portal 'Jaleos' de 'El Español'.
La periodista asegura que solo quiere que dejen de hablar de ella y afirma que Kiko Hernández ha llegado incluso a desearle la muerte: "Me dice unas cosas terribles, como que me quiere ver en una caja de pino".
Mentiras, drogas y alcohol: ¡¡Sálvame se enfrenta al mayor escándalo de su historia!!
Sin embargo, Karmele no se queda atrás y ha vuelto a las andadas: "Yo he dicho que como sigan hablando de mí voy a hablar de las carreras que había en los baños para las drogas, del alcohol que se tomaban para salir al plató (...) Fue mucho tiempo y tengo mucha información", advierte.
"Quiero que se olviden de mí"
"Estoy harta de que hablen de mí, quiero que se olviden, hace cuatro años que me largué, con todo lo que sufrí en ese programa de acoso, de bullying, de maltrato, vejaciones... Quiero que se olviden", insiste, y asegura que si no es así tomará medidas legales: "Mi abogada está a punto de empapelar a la productora".
Por otro lado, asegura que no tiene ningún miedo porque va con la verdad por delante: "No tengo ningún miedo de nada, tengo la razón y todo lo que ha salido en la hemeroteca de lo que me han hecho", explica.
¿Cómo se encuentra tras su atropello?
También ha explicado cómo es su estado de salud después del grave atropello que sufrió hace unos días: "Estoy inmovilizada, boca arriba y en una situación bastante incómoda, en la cabeza tengo una brecha de 14 grapas", cuenta.
Lo que más le dolió fue la forma en que se trató este asunto en Sálvame: "Kiko Hernández, al que yo llamo comprador de criaturas, se despachó a gusto de una forma escatológica, vulgar y rastrera en directo, sin que nadie dijera nada", señala.
Karmele cree que los colaboradores sentían envidia de ella y por eso las cosas han acabado como el rosario de la aurora: "Yo era la única periodista que había ahí, rodeada de ratas ignorantes, y eso tiene un precio", finaliza.