El futuro de Kiko Hernández pinta más negro que nunca tras conocerse que su negocio de aceitunas ha fracasado estrepitosamente. El colaborador de Sálvame ha sido humillado por Belén Esteban, cuya imagen está lejos de ser como la del polémico tertuliano, y mientras ella triunfa con sus gazpachos y salmorejos al exconcursante de Gran Hermano no le ha funcionado su aventura como empresario de la alimentación.
Así lo ha desvelado Semana, que informa de que Kiko Hernández ha cerrado a cal y canto la página web en la que vendía su producto: "Este medio manejaba la información de que el negocio de Kiko Hernández se había truncado, por lo que recurrimos a su página web, pero esta había desaparecido de la faz de la tierra", anuncia la revista. Efectivamente, la web en la que se vendían las aceitunas de Kiko Hernández ya no existe.
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En los puntos de venta, por su parte, afirman que "ya no venden las aceitunas de Kiko Hernández y es que no tuvieron la acogida esperada entre sus clientes". O lo que es lo mismo, han sido un fiasco.
Una de las razones puede haber sido el precio, ya que estas se vendían a nada más y nada menos que 9,19 euros el kilo, un precio muy por encima al de otras aceitunas del mismo estilo. Solo por llevar una pegatina con la cara de Kiko, un personaje siniestro y oscuro al que la gran mayoría de los humanos tiene tirria por su comportamiento en televisión. ¿Quién quiere comprarle unas aceitunas a alguien que desprecia así a los demás? Es un tipo antipático, no conecta con la audiencia y que sus aceitunas no se vendan es lo más normal.
Kiko Hernández presumía
Dime de qué presumes y te diré de lo que careces. Kiko Hernández presumía de la acogida que había tenido la venta de sus aceitunas, afirmando que se habían vendido hasta 25.000 unidades y que el producto había quedado agotado. Sin embargo, a la postre ha quedado demostrado que era otra de sus mentiras: las aceitunas de Kiko no han logrado tener el beneplácito del consumidor y el negocio desaparece sin dejar rastro.
Lo peor de todo para Kiko Hernández es que el colaborador no solo pierde este negocio, sino que su trabajo en Sálvame pende de un hilo ante la crisis de audiencia del programa de Telecinco en los últimos meses, que ha llevado a Paolo Vasile a plantearse algunos cambios en la parrilla de la principal cadena de Mediaset. Si eso sucediera, puede quedarse con una mano delante y la otra detrás.
Kiko Hernández también trabaja en la teletienda y en el teatro, pero se trata de dos aventuras que no le aportan demasiado económicamente hablando y que tampoco se sabe si van a durar demasiado...
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En definitiva, el colaborador de Sálvame puede encontrarse en un aprieto muy pronto. Se encuentra al borde del precipicio y más le vale reformarse si no quiere quedarse en la estacada el día que Sálvame acabe cerrando sus puertas.