La infanta Elena, promogénita del Rey Juan Carlos I, siempre ha sido considerada la 'patita fea' de la Casa Real; lejos de compartir los logros y méritos de su hermano menor, la infanta Elena siempre ha sido cuestionada por su atraso escolar, teniendo la necesidad de contar con pofesores particulares.
Un problema educativo que no era el único 'complejo' de la promogénita de los Reyes, que siempre tuvo que vivir a la sombra de su madre, de la que heredaba los trajes.
"¿Oye, ¿por qué no la vistes de otra manera? ¡No la vamos a casar nunca!" aseguraba el actual Rey emérito a la Reina Sofía en los pasillos de la Zarzuela.
La otra gran polémica de Cantora:¿Cuánto pesa Anabel Pantoja?
Así lo asegura Pilar Eyre en su blog de lecturas, detallando que la primogénita de la Casa Real española tuvo incluso que acudir a una psicóloga durante su adolescencia, siendo acompañada por la única persona que le prestaba atención, el secretario de la Casa, Sabino Fernández Campo.
Dudas e inseguridades alrededor de la figura de la infanta Elena que llevaron al Rey a hacer una polémica petición (casi exigencia) a Adolfo Suárez, que en aquel momento estaba ocupado redactando la Constitución española de 1978.
"No está preparada para reinar"
Y es que, además de incluir la "inviolabilidad" del Jefe del Estado en la Constitución, el monarca pidió al primer presidente de la democracia que la Constitución apartara a la infanta Elena de la sucesión al trono.
"Mi hija mayor no está en condiciones de reinar" aseguró por aquel entonces, según la periodista, Juan Carlos I.
Una decisión que sorprendía a Suárez, ya que desde 1830, la Ley Sálica en España se encontraba anulada, después de que Fernando VII decidiera promulgar una Pragmática Sanción que permitiera, a la que fue su hija Isabel II, reinar en España por encima de su hermano Carlos.
"Es ir en contra de los nuevos tiempos" argumentaba el Presidente del Gobierno, ya que anteponer a Felipe, siendo el menor de los tres hermanos, no era lógico.
"¡Elena no puede reinar y punto en boca! ¡No tengo que dar más explicaciones!" habría sido la contestación del monarca, no teniendo más remedio Suárez que contemplar esta petición en la Constitución, aunque ello no implique una completa recuperación de la Ley Sálica, ya que la Carta Magna sí permite reinarr a las mujeres, pero únicamente de no existir un heredero varón.
"La sucesión en el trono seguirá el orden de primogenitura y representación" asegura el artículo 57 de la Constitución "siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer; y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos".