Si se establece una escala de las peores desgracias que puede vivir una persona, seguramente la muerte de un hijo esté en la cima de dicha clasificación. Eso es lo que le ha pasado a Ana Obregón y a Alessandro Lequio, que han perdido a la persona que más amaban en este mundo.
Jorge Javier Vázquez probablemente no puede entenderlo porque no tiene hijos. Y quizá por eso el presentador de Sálvame ha dedicado unas polémicas palabras a Ana Obregón desde su blog en la revista Lecturas en las que le pide que vuelva lo antes posible a la televisión.
“Le diría que se tome su tiempo pero que también vuelva. Porque ha sido durante estos días cuando nos hemos dado cuenta de lo que la echamos de menos”, pide el presentador. ¿Y a quién le importa a quién eches de menos tú, Jorge Javier? (Jorge Javier Vázquez estrena programa con una nueva compañera. Te explicamos de qué va).
¿Acaso creerá el presentador que con lo que le ha pasado, con el revés que le ha dado la vida, Ana Obregón tiene el más mínimo interés en escuchar las sandeces que él pronuncia? ¿Cómo se puede ser tan egocéntrico? ¿Por qué siempre tienes que ser tú el protagonista de todas las noticias, el perejil de todas las salsas, Jorge Javier?
El post de Jorge Javier
A continuación te dejamos íntegro el post que ha publicado Jorge Javier en Lecturas sobre el futuro televisivo de Ana Obregón. Posiblemente, uno de los posts más innecesarios e inoportunos que ha escrito nunca. Si no tenía de qué escribir, mejor que no hubiera escrito nada…
“No es Ana, ni Ana García Obregón. Es ‘La Obregón’. El empleo del artículo no es en este caso algo peyorativo, al contrario. Es como una especie de guiño que se reserva a la gente que no solo es popular sino que es algo más. Así, tenemos a la Pantoja, la Jurado, la Preysler o la Obregón.
La Obregón lleva en nuestras vidas desde que tenemos uso de razón. Ocupa un lugar en nuestra memoria colectiva ya sea por sus trabajos, sus romances o sus míticas fantasías. Una mujer que ha vivido permanentemente seguida por, como mínimo, un fotógrafo. Las relaciones entre la Obregón y la prensa han pasado por diferentes fases, como las parejas. Pero lo que es indudable es que después de tantos años siguiendo a un personaje se desarrolla una relación muy cercana al cariño.
De ahí que no me extrañara que el viernes nos contara Omar Suárez en ‘Sálvame’ que había visto lágrimas en los ojos de los reporteros que aguardaban la llegada de la Obregón a su casa desde Barcelona. Y tampoco me extrañó que bajara la ventanilla de su coche para dedicarles una sonrisa a esos que, desde hace tantos años, llevan cubriendo sus aventuras y desventuras. Esa bajada de ventanilla no tiene nada que ver con ese afán de protagonismo que desde siempre le hemos achacado. No. Es el reconocimiento de esa relación que se forja entre personaje y fotógrafo, y que solo puede llegar a entender el que lleva dedicándose a este oficio –ya sea de un lado o de otro– desde hace muchísimos años.
Hablo con C., una de mis periodistas favoritas. Durante años le pegó varias docenas de palos a la Obregón. Y me confiesa que ahora le tiene respeto por cómo ha llevado esta historia. Y que ella, que es madre, jamás podría ayudarla emocionalmente porque le daría la razón en todo. “Si ella me dijera que su vida ya no tiene sentido, la entendería perfectamente y sería incapaz de convencerla de lo contrario”.
También me gustaría escribir sobre Alessandro Lequio. He trabajado con él muchos años y recuerdo que le daba rabia que le llamase por su apellido. Es un hombre afectuoso y con un concepto muy elevado de la lealtad y la amistad. A veces, un niño grande. Siempre cariñoso. Ojalá que pronto encuentre fuerzas para volver de nuevo a su trabajo. Lo esperamos con ganas.
Y en cuanto a la Obregón, sé que sus amigos están ya preparados para ayudarla en todo lo posible. Desde aquí le diría que se tome su tiempo pero que también vuelva. Porque ha sido durante estos días cuando nos hemos dado cuenta de lo que la echamos de menos.