Últimamente Jorge Javier está contando más cosas sobre su vida privada y sus sentimientos. Su blog en la revista 'Lecturas' lo utiliza como si fuese un diario donde expresar sus pensamientos más sinceros. Jorge Javier se enfrenta a una época complicada para él. Las Navidades no son de su agrado, pero entiende que no le queda más remedio que asumirlo. Tal era su comportamiento que le apodaban "enano gruñón".
Ahora, días antes de Navidad, Jorge Javier ha publicado en su blog un comentario que ha despertado mucha polémica por abordar uno de los temas más delicados de toda la sociedad: la paternidad. Jorge Javier ha optado por no ejercer este rol y en su último texto ha revelado los motivos que lo han llevado a tomar esta decisión.
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Todo el mundo pensaba que no le gustaban los niños o que no deseaba asumir esa responsabilidad. Pero ya se conocen las razones por las que no decidió tener familia: “No hubiera sido un buen padre. Sería un padre sufridor desde que se levanta hasta que se acuesta, y eso es una de las peores cosas que le puede pasar a un hijo. Que sienta que sus actos pueden llegar a provocar miedo en sus padres. Buff, quita, quita. Ser padre significa aceptar que tu hijo tiene que equivocarse y sufrir, y a mí eso me traería por el camino de la amargura", explica.
“Yo era uno de esos que se ponían frenéticos cuando se empezaba a oler a Navidad, allá por el puente de la Constitución. Ahora me dejo llevar y ya no me enfado. Me enfado ya por muy pocas cosas. Mucho tiempo he intentado controlar todo lo que sucede a mi alrededor y un poco más. Ahora me doy cuenta de que ese afán controlador me provoca mucho sufrimiento", señala.
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Considera que como no se puede hacer nada, lo mejor es "aceptar lo que se nos viene encima. Y no intentar cambiar la realidad". En su opinión, "por muchos cabezazos que nos demos contra la pared, la pared va a seguir estando ahí". Recuerda que es una frase que le dijo en su día su psicóloga, pero que sirve para reflejar lo que siente por estas fiestas.
Cree que con los años ha cambiado mucho su forma de asimilar este periodo. Antes se molestaba cada vez que se acercaban las fiestas, pero ahora "me enfado ya por muy pocas cosas". Ha dejado de ser "el enano gruñón para convertirme en el enano adaptógeno" Tiene la sensación de que "todo me da relativamente igual" y lo único que le preocupa es estar lo más tranquilo posible. Toca "hacer lo que uno buenamente pueda y el resto dejarlo en manos de un poder superior".