La invasión de Ucrania planeada por Vladimir Putin, que está provocando una guerra sin precedentes en el siglo XXI en la frontera con la Unión Europea, con un espectáculo de violencia y barbarie difícil de imaginar, ha provocado que, desde la esfera internacional, se estudie detenidamente cualquier contacto del kremlin con instituciones europeas o norteamericanas.
Una investigación en la que, una vez más, los independentistas catalanes han demostrado estar en el lado equivocado de la Historia, saliendo a la luz los contactos del nacionalismo catalán con el Gobierno de Putin, con especial hincapié en los movimientos de Carles Puigdemont entorno a Moscú.
Contactos que en ningún momento han sido ocultados por el ex president de la Generalitat fugado quien, obsesionado con la idea de conseguir apoyos internacionales para la causa secesionista, no dudaba en mostrar públicamente su cercanía con Moscú.
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Cercanía que provocaba los rumores de que Vladimir Putin habría estado dispuesto, y que incluso habría colaborado, con el procés independentista catalán, ayudando a los secesionistas con su proyecto de nación independiente como vía para desestabilizar a la Unión Europea.
Aproximación del independentismo con el totalitarista ruso que ahora ha sido analizado desde varios campos, siendo Jordi Cañas uno de los más sinceros y directos a la hora de valorar estos contactos.
El evidente hastío de Cañas frente a los secesionistas
"Se fueron a negociar con Putin a Moscú [...] hasta el Parlamento Europeo ha señalado al independentismo catalán como una parte de la estrategia de Putin para debilitar a Europa [...] Esta gente estuvo vendiendo a nuestro país para que les apoyaran para dar un golpe de Estado. Buscaban muertos, y encima les pagamos la fiesta".
Con estas duras palabras, Jordi Cañas ha ddecretado públicamente los intereses de los secesionsitas catalanes, y en especial del equipo de Puigdemont, en cuanto a la ayuda rusa: conseguir suficiente fuerza para lograr la independencia, con víctimas mortales si fuese necesario para 'glorificar' la causa secesionista.
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Un movimiento en el que los nacionalistas no habrían tenido problema en 'devolverle el favor' a Rusia a través de la desestabilización política que la ruptura de un Estado miembro podría haber provocado en Europa, lo que interesa enormemente al poder ruso.
Algo que ha colmado la paciencia del líder europeo, quien ha asegurado que los radicales independentistas son "chusma" en la que no merece invertir más tiempo, en una clara demostración de hastío y enfado incalculables: "Vamos a dejar de perder el tiempo con esta chusma, a dejar de orbitar en torno a esta gentuza. Son más palurdos que un arado" ha sentenciado.