El detalle pasó desapercibido para todos. Para todos menos para el radicalismo independentista. Medios afines a la causa anticonstitucional, como El Nacional, se han hecho eco y han azuzado el fuego sobre la imagen del futbolista del Barça Jordi Alba en el último partido disputado en Huesca.
Por similitud de colores en la indumentaria, el Barça lució en Huesca una de sus equipaciones alternativas, en este caso todo amarillo, con las cuatro barras cruzadas en la parte frontal de la camiseta y también en las medias.
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Y ha llamado la atención la componenda que se hizo Jordi Alba en las medias para que las cuatro barras quedaran reducidas a dos, de forma que daba la impresión de lucir la bandera de España.
Y eso no ha gustado nada al sector radical del barcelonismo en clave separatista, que han echado en cara a Jordi Alba a través de las redes sociales su predisposición a identificarse con el Barça y no con la república catalana.
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Los mismos que ahora lamentan la "deplorable" actitud de Jordi Alba son los que años atrás aplaudían a Pep Guardiola cuando siendo jugador de la selección española se daba la vuelta al calcetín para que no se viera en su parte superior la bandera de España. Los mismos que obligaron a David Villa a cambiar de botas para eliminar la bandera de España en ellas. Los mismos que, por ejemplo, convencieron a Alfonso Pérez de olvidarse de sus botas blancas cuando este color no se había asentado todavía en el calzado deportivo.
"Sea intencionado o no, Jordi Alba, a diferencia del resto de sus compañeros, es el único que acaba luciendo la bandera española en las medias. Y este hecho ha provocado la ira de los culés catalanistas", puede leerse en El Nacional, que añade: "La identidad del club siempre ha estado ligada al catalanismo y quizás los que tendrían que recibir una lección de qué representa lucir los colores del Barça tendrían que ser los futbolistas".
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Quieren apoderarse también del Barça y convertirlo en una fábrica de resentidos separatistas, en un circulo minoritario dentro de una región cuya realidad habla de una mayoría importante de catalanes que se sienten españoles y representados por la bandera que algunos tanto detestan.