Joan Laporta, presidente del Barça, sueña con dar un gran golpe en el Santiago Bernabéu y devolverle a Florentino el caso Figo
Joan Laporta quiere fichar a Isco Alarcón. Fuentes cercanas al presidente del FC Barcelona aseguran a DonDiario que el presidente azulgrana quiere pegar un pelotazo en la línea de flotación del Real Madrid y el malagueño es su objetivo favorito.
Es francamente complicado que hoy en día el Barça o el Real Madrid puedan fichar a un jugador del eterno rival. Los contratos suelen estar blindados por cláusulas de rescisión inaccesibles. Sin embargo, se pueden dar estos cambios al final de un contrato.
65 millones incendian el 'caso Ramos' y su renovación por el Real Madrid
En el caso de Isco, el malagueño finalizará su vínculo con el Real Madrid el próximo verano de 2022, dentro de poco más de un año. Laporta está dispuesto a esperar.
Isco ha sido un futbolista muy importante en el club blanco, durante años ha sido uno de los jugadores más utilizados por Zidane. Pero de un tiempo a esta parte su magia parece haberse acabado y su futuro parece lejos del Santiago Bernabéu.
El Real Madrid quiere vender ya a Isco
La situación actual de Isco invita a pensar en su posible traspaso este mismo verano, en cuyo caso una posible incorporación al Barça quedaría descartada. No obstante, también cabe la posibilidad de que cumpla su contrato hasta 2022 para poder elegir destino con total libertad. El Barça sería entonces una opción.
Isco siempre fue un futbolista muy del gusto de Joan Laporta, que ahora ve la posibilidad de incorporarlo a su nuevo Barça completamente gratis a partir de 2022. Una operación que, evidentemente, el Real Madrid tratará de evitar por todos los medios.
Lo que no contempla en ningún caso el club blanco es la renovación del malagueño, que ha cumplido un ciclo y que está en el mercado para el próximo verano. El Real Madrid confía en que dejará entre 25 y 30 millones de euros en caja.
La Premier League aparece como el principal posible destino de Isco, que llegó al Real Madrid en 2013 y se marchará ocho años después con un saco de títulos debajo del brazo.